Parte 13

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Alguien tocaba aquella puerta que separaba el pasillo de aquel lugar que contenía muchos lamentos.

Cansado de no poder abrir la puerta la pateo con todas sus fuerzas abriéndola de golpe, sin que su cuerpo entre por completo pudo ver a aquella persona que buscaba con desesperación tirada unos cuatro pasos lejos de la puerta.

Entró de forma rápida, al acercarse a él lo tomo en brazos y lo llevo a un sofá acunando su cuerpo tembloroso, su acompañante entro detrás de él y junto la puerta la cual tenia la chapa rota.

-¿Que...

-Cállate.

Respondió de forma rápida antes de que diga algo, siguió acunando aquel pequeño cuerpo comparado al suyo, un rato paso y los temblores cesaron, sonrió ante ese echo, lo acomodo para poner la cabeza del omega en su cuello.

-¿Porque lo pones hay?

Dijo con enojo, le fastidio el ver como el peliverde ocupaba un lugar como ese, un lugar que le corresponde 

-Tomura no es momento de tus celos, ademas que tu y yo ya no somos nada.

-Si, pero ese era mi lugar Touya.

Ante el nombre Touya giro enojado viendo al omega, pero lo ignoro al escuchar un pequeño chillido de parte del peliverde.

-Si no te vas a callar entonces vete, no te obligue a venir.

-Como quieras, quédate con ese estúpido omega.

Sin mas salio azotando la puerta, fue tan brusco que despertó al peliverde.

-Zuzu

Al escucharlo Izuku alzo su mirada y al verlo sus ojos se volvieron a llenar de lagrimas para después abrazar el cuello de este.

-¿Que paso? Dime y le destruiré la cara al bastardo.

-Seré.. el mensajero de AFO.

Ante el nombre Dabi cayo, contra el aun no podía pelear y al saber esto solo pudo abrazarlo... porque... ¿Que mas podía hacer un alfa sin colmillos?... nada.

Los llantos del omega aumentaron, el miedo, el enojo y muchas mas cosas eran las que motivaban los lamentos de aquel chico de ojos color esmeralda, quería golpear algo, quería matar a aquel hombre que lo volvería a lastimar, pero no podía.

 Sus uñas comenzaron a enterrarse en sus manos sacando así sangre, unas manos lo detuvieron y sin pensarlo enterró sus uñas en estas manos las cuales le habían dado, la persona dueña de estas no se quejo; sentía que lo merecía, no podía ayudar a quien mas quería y si al menos podía ayudarlo de esa manera... pues dejaría que sus manos se llenaran de su sangre para que él pudiera calmarse.

-Lo siento. Lo siento. Lo siento mucho.

Y ya no había solo una persona llorando... ahora había dos, pero uno solo podía llorar en silencio.

El escuadrón secreto. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora