Cuando su mamá murió, Beomgyu deseó que Yeonjun no hubiera dejado de ir a esperar a quien fuera que hubiera estado esperando todos esos meses. Beomgyu tenía amigos, por supuesto que tenía amigos, estaban Hueningkai y Taehyun... ellos eran geniales, pero ninguno era como Yeonjun. Yeonjun era más... como él. El resto de los amigos de Beomgyu estaban desesperados por crecer y parecer mayores. Beomgyu sólo quería reírse y sentirse encapsulado en aquellos tiempos donde todavía podía mirar hacia las nubes y encontrarle formas de elefantes o caramelos.
La verdad era que Beomgyu tenía diecisiete años. Diecisiete años y su madre había muerto, su padre se estaba quedando loco y su hermana ignoraba todo lo que no tuviera que ver con su enamoramiento de verano.
En el cementerio Beomgyu volteaba hacia todos lados, buscando a Yeonjun. Quizá sucedía como en las películas, pensaba. Quizá Yeonjun llegaba al hospital preguntando por Beomgyu y las enfermeras le decían que su madre había fallecido y Yeonjun lo buscaba y lo encontraba allí.
Entonces quizá podía llegar a su lado y tomarlo de la mano mientras le susurraba al oído que aunque las cosas parecieran estarse yendo a la mierda, en realidad todo iba a estar bien.
Pero no.
Claro que no.
Nada de eso sucedió.
Beomgyu cada vez pensaba más sobre la posibilidad de que Yeonjun fuera producto de su imaginación. Esa deducción tenía sentido. Uno no nada más desaparecía. No podía desaparecer.
¿Por qué jamás le dio su número de teléfono?
¿Por qué nunca lo vio llegar después que él? ¿Por qué siempre estaba sentado en ese lugar? ¿Por qué nunca supo qué hacía ahí o a quién esperaba?
Si Yeonjun era real, entonces Yeonjun también había perdido a alguien. Esa era la única razón por la que pudo haber dejado de ir al hospital.
Beomgyu deseó estar con él, haciéndose caras raras y picándose las costillas para al menos aparentar que todo era risas y buenos ratos.
Se consiguió un trabajo para ayudarle a su hermana a salir adelante, ya que su padre estaba demasiado ocupado autodestruyéndose.
Era entretenido allí. Tenía amigos-compañeros y al parecer sentían pena por él y no lo trataban mal aunque el jefe le tuviera consideración y le pagara más que al resto (también le prestaba de vez en cuando su auto para darle movilidad). Tampoco se molestaron cuando se dieron cuenta que el jefe les había conseguido un departamento a Beomgyu y a su hermana para que no estuvieran presentes cuando su padre hiciera alguna locura.
Sabían que sucedería, tarde o temprano. Su padre no se dejaba ayudar y el resto de su familia opinaba que era peligroso estar cerca de él. Beomgyu encontraba algo gracioso que su familia se mostrara lo suficientemente preocupada como para dar consejos, pero nunca para abrirles las puertas de su casa.
"Es un niño muy inquieto", se quejaban. "Ni siquiera lleva buenas notas en la escuela. Y su hermana es de lo peor. Yo no los quiero en mi casa. ¿Para qué? ¿Para ver al chico convertirse en un delincuente? ¿Para verla a ella embarazarse de un conductor de tráiler? ¡Claro que no!"
Su hermana tampoco lucía muy agradecida por lo que tenían y de vez en cuando era algo estúpida y amenazaba con marcharse. Beomgyu no la detenía, aunque se preocupaba. Tenía dieciséis años y el mundo era peligroso, pero su hermana veía todo de una forma totalmente diferente y jamás podía hacerla entrar en razón. Ella sola volvía días más tarde y actuaba como si fueran la familia más normal del mundo.
Era buena para olvidar.
Así como Yeonjun era bueno para perderse.
Perderse.
Ahora lo entendía.

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yellow light - yeongyu
Novela JuvenilDonde Beomgyu y Yeonjun se conocen en un hospital. Esta historia no me pertenece, es una adaptación, todos los créditos a @mafesponja en AO3. • esta historia incluye contenido delicado, si eres sensible a alguno de estos temas, leer bajo tu respons...