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Yoona pasó de ser inútil y egoísta a ser completamente inútil y egoísta. Al menos antes no llegaba a su casa riéndose como si estuviera pasando el mejor tiempo de su vida. Al menos antes no llegaba con hombres que probablemente eran un par de años mayores que Yeonjun y los besaba enfrente de él y tenía sexo con ellos en su habitación sin ser muy callada.

Yeonjun no hablaba sobre ello pero Beomgyu podía apreciar que la conducta de su madre no era su mayor prioridad en esos momentos.

Pero entonces... ¿qué lo era?

Parecía pensar en algo. Algo grande. Grandísimo. Algo que lo hacía perderse con más regularidad. A veces Beomgyu se asustaba por todo el tiempo que Yeonjun podía estar mirando a la nada, concentrado y casi entretenido, cosa que lo asustaba aún más. Una vez lo había encontrado con los ojos abiertos mirando hacia el techo. Su respiración era tranquila pero en un principio no había notado que estaba vivo.

"¡Oh Dios mío, Yeonjun, no, no, no, no!", pensó. Cuando Yeonjun soltó un suspiro, Beomgyu pudo volver a respirar y lo abrazó y le dejó un ruidoso beso en su mejilla.

Eso trajo a la realidad a Yeonjun. Y no pareció agradarle pero tampoco pareció disgustarle.

Yeonjun era malo en toda esa cosa de demostrar claramente lo que sentía.

Y lo más bizarro era que Beomgyu se estaba acostumbrando a ello.

Se estaba ajustando a Yeonjun. A su enfermedad, a su carácter, a su vida. De hecho empezó a pensar como Yeonjun, y se dio cuenta, increíblemente, que Yeonjun no lo veía como a un amigo más.

Yeonjun no dejaba que nadie se acercara. Yeonjun probablemente era uno de los tipos más antisociales del siglo XXI pero era obvio que tenía más amistades aparte de Beomgyu. Yeonjun simplemente no trataba igual a los demás. Con Beomgyu era más amable y atento. Con Beomgyu se esforzaba más en mantener las cosas bien.

—¿Quién era ese hombre? —Le preguntó Beomgyu tratando de no sonar como una novia posesiva y celosa y terrible. Por el rostro de Yeonjun jamás pasó un atisbo de molestia, tampoco había molestia en el tono de su voz, y quizá eso se debía a que se sentía mal. ¿O quién sabe? Quizá Yeonjun también se estaba acostumbrando a Beomgyu; a sus preguntas para nada sutiles cuando veía a un extraño saliendo de la casa de Yeonjun, que luego de hablarlo entre ellos terminaba siendo uno de sus tantos amigos de los que nunca hablaba.

—Nadie —Contestó débilmente.

—¿Enserio? A mí no me pareció que tenía cara de 'nadie'. ¿Era uno de tus amigos? ¿De esos que te visitan cuando se dan cuenta que algo no anda bien?

—Hm —Dijo asintiendo.

—Genial. Se veía agradable.

Yeonjun sonrió y Beomgyu tomó su mano.

—¿Tienes frío? —Yeonjun asintió. Beomgyu lo arropó mejor, aunque era imposible—. ¿Mejor? —Yeonjun negó con su cabeza, con una sonrisa que gritaba que sólo estaba siendo tonto al respecto. Beomgyu movió las mantas casi hasta cubrir su cabeza—. ¿Sigues teniendo frío? —Le preguntó y Yeonjun volvió a asentir—. Hmmm. ¿Qué podré hacer para remediarlo? —Se susurró a sí mismo, mirando la habitación—. Oh, se me ocurre una idea.

—¿Cuál? —Quiso decir pero la voz le salió terrible, así que aclaró su garganta y volvió a formular la pregunta—. ¿Cuál?

—Así.

Beomgyu lo rodeó con sus brazos, abrazándolo lo suficientemente fuerte sin lastimarlo y así se quedaron hasta que Yeonjun se durmió.

Beomgyu nunca se había sentido así... tan tranquilo con su vida. Aunque sabía que tenía problemas, no se sentía atrapado ni pesimista.

yellow light - yeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora