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Antes de que todo se pusiera sombrío y falto de sonrisas, Beomgyu y Yeonjun tuvieron su cita.

No fue algo que, wow, podía ganar el premio a la mejor de las primeras citas, pero la pasaron bien. Beomgyu manejó bastante atento todo el tiempo y Yeonjun jamás le preguntó hacia dónde lo llevaba. Sólo murmuraba "espero que sea algo bueno porque mi trasero está empezando a entumecerse", como el encantador hombre que era.

El viaje fue largo. Beomgyu en ningún momento pensó que no valdría la pena.

Cuando Yeonjun se dio cuenta hacia donde iban, casi se volvió loco de alegría.

—¡Wow! ¡La playa! Beomgyu... yo... oh, Dios mío —Bajó del auto con las manos en su cabeza y su boca abierta en total sorpresa—. Oh Dios mío. Oh Dios mío.

Beomgyu sonrió con emoción por haber hecho algo bien y Yeonjun se puso serio y formal cuando se dio cuenta de que lo estaba disfrutando demasiado. Beomgyu nada más se acercó un poco para colocar una mano en su hombro antes de regresar al auto.

El tacto podía pasar a ser de lo más normal pero Yeonjun se dio cuenta del significado y tragó con fuerza, avergonzado.

La mano de Beomgyu en el hombro de Yeonjun gritaba: Me di cuenta que también llevas a una niña emocionada por dentro. Me sé tú secreto, chico malo.

—Eres tan malvado. Eres el diablo —Comentó y Beomgyu soltó una risita boba, distante.

Yeonjun caminó hacia el agua para mojar sus pies.

No hizo falta preguntarle, ya que era demasiado obvio que Yeonjun no visitaba la playa muy a menudo. Beomgyu no había tenido tiempo de apreciar la vista porque literalmente todo el viaje había estado rogando que no lo detuvieran. Su jefe había sido un ángel, literalmente, al haberle prestado su auto y habría sido terrible que no hubieran completado su destino. Beomgyu era muy joven para manejar y lo peor que pudo haberles sucedido era que le pusieran una multa o los llevaran de regreso a sus casas en un coche patrulla.

Esa habría sido una primera cita bastante memorable.

¡!

Beomgyu se había ido preparado. Bueno... más o menos.

Se dirigió a la cajuela del auto y sacó tres paquetes de bombones, galletas y un frasco de Nutella. Yeonjun se rió cuando dedujo el plan de su primera cita.

Se tuvo que poner en una posición pensante (sus piernas separadas, apoyado más en una que en la otra, con sus brazos cruzados y una mano en su mentón) porque sí... así era Choi Yeonjun. Un idiota.

Y era despistado también. Muy despistado.

—Playa. S'mores. Buena vista. Buena compañía. Buen clima —Dijo con solemnidad—. Te superaste, Beom.

—¡Califícame! —Pidió entusiasmado mientras buscaba un lugar en donde armar la fogata.

—Por el momento tienes un 9 de 10. Ya veremos cómo queda tu calificación para el final de la cita. —Dijo casi desafiante.

Beomgyu asintió, feliz.

Fue un martirio poder prender la fogata porque no tenía cerillas. Así que ambos tuvieron que gastarse las primeras horas conviviendo como cavernícolas, tratando de hacer fuego con rocas.

En un punto Yeonjun se rindió y se alejó. Beomgyu estaba demasiado ocupado maldiciendo y golpeando rocas como para notar hacia dónde se estaba marchando.

Minutos después cayó en cuenta de su soledad y buscó a Yeonjun con su vista.

No tardó demasiado en ubicarlo.

—Hm.

Frunció el ceño cuando lo vio caminando hacia él, contento.

Lo vio sentarse en la arena con expresión seria, después apartó las rocas de Beomgyu, que ya estaban calientes y algo humeantes, algo que para Beomgyu era un logro de los mayores porque claramente significaba que lo estaba haciendo bien.

Yeonjun sacó una cajetilla de cerillas y acercó el fuego a las ramitas que Beomgyu había juntado.

—¡Y se hizo el fuego, señoras y señores! —Cantó Yeonjun cuando las llamas se expandieron por toda la fogata de Beomgyu.

Beomgyu trató de no mostrar su entusiasmo y se alejó un poco más de las piedras que rodeaban la fogata.

—Ahora bailemos —Dijo Yeonjun una vez de pie, tendiéndole su mano a su lado.

Beomgyu soltó un bufido, dudando en tomar la mano de Yeonjun.

—¿Por qué?

—Porque hemos hecho fuego —Explicó como si fuera obvio—. Tenemos que saltar sobre nuestros pies y golpear nuestra boca con nuestras palmas para agradecerle al Dios del fuego por este increíble milagro —Comentó y después ambos rompieron en carcajadas.

—Estás loco —Dijo Beomgyu aceptando la mano de Yeonjun finalmente.

—No tienes idea.



Yeonjun pudo haber prendido el fuego pero Beomgyu asó los bombones e hizo los S'mores. No obstante, porque Yeonjun era el hombre más maligno del universo, le dijo que quería un bombón asado y que no lo quemara porque no le gustaba que tuviera tantas cenizas.

—¿No quieres también que te lo dé en la boca, señor Choi? —Le preguntó Beomgyu, retándolo.

Yeonjun mostró sus mejores dotes actorales y no le rió a su comentario. Puso una cara seria y le habló como si estuvieran teniendo una charla de lo más formal.

—Sí... por qué no. Suena bien.

Beomgyu soltó un bufido y se rió. Pero lo hizo. Asó un bombón con cuidado de no quemarlo, lo picó con un cubierto que Yeonjun había traído junto con las cerillas y acercó el bombón a su boca.

Yeonjun lo recibió y empezó a hacer ruidos de gusto total por lo que estaban saboreando sus papilas gustativas. Por su parte Beomgyu trató de ignorar los miles de pensamientos inapropiados que habían entrado a su cabeza y se comió su bombón, que segundos atrás había estado cubierto de fuego y ahora estaba lleno de cenizas.

Charlaron sobre cosas superficiales. Yeonjun miró a dos gaviotas apareándose e hizo una alabanza por lo hermosamente obscena que era la naturaleza. Beomgyu intentó hacer maniobras olvidadas, como dar una vuelta completa sin lastimarse. Cuando se dio cuenta que podía hacerlo intentó hacer una vuelta doble y cayó torpemente sobre su espalda.

Yeonjun, como el súper buen amigo que era, se burló de él mientras lo incentivaba a hacer cosas más entretenidas.

—Si haces una vuelta triple estoy seguro que no te fracturarás el cuello —Comentó entre risas de forma sarcástica.

Beomgyu le mostró su dedo del medio y Yeonjun se rió más fuerte.

Estaba a punto de anochecer cuando Yeonjun le dio su calificación final.

—Había bajado a siete por el asunto del fuego. Pero luego subió a ocho por el bombón que me diste en la boca. ¿Pero sabes qué te ayudó a subir a 10? —Preguntó. Beomgyu subió sus cejas, casi emocionado por tener un diez—. Las gaviotas. Le dio un sentido de playa turista con los desnudos, pero nosotros fuimos más afortunados. ¿Qué probabilidades hay de que puedas ver a dos gaviotas apareándose? —Dijo y elevó sus brazos, como si su vida hubiera sido completada—. Amo la naturaleza.

— Hm, ¿entonces tengo 10? —Preguntó Beomgyu, tímido.

—Claro que tienes 10. Ojalá tenga el tiempo suficiente para poder sacarte yo a pasear —Comentó, pensativo. Beomgyu lo observó con tristeza, porque de repente Yeonjun también lo lucía—. Llevarme a la playa fue un movimiento decente. Estuvo bien —Agregó luego de un rato.

—¿A dónde me llevarías tú?

Yeonjun lo miró y sonrió.

—A las estrellas.

yellow light - yeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora