—Ya Soobin, cálmate... Nunca te había visto así de triste —musitó el pelinegro con preocupación detonando en su voz.
—No Yeonjun —desprendió las lágrimas de sus ojos con la manga larga de su camisa —Es que no lo entiendes... Es un chico maravilloso y lo conozco bien. Solo que cuando lo besé no pensé que me fuese a ver ¿Entiendes? Y... —volvió a formarse ese nudo en su garganta y con fuerza las lágrimas cayeron nuevamente y el color de su amuleto se tornó de un azul vivo —El terror con el que sus dos ojos me miraron, claramente piensa que soy un monstruo o algo así. El que seamos Demonios no nos convierte en eso
—Mmm —Yeon pensó —Pues, se puede decir que no todos somos iguales.
—No quiero que me vea como un monstruo, no lo soy —con velocidad se aproximó a su mejor amigo y fuertemente envolvió su cuerpo dejando salir todo su dolor.
Aquel rubio la había pasado fatal después de aquel momento, no se explicaba como es qué un humano había logrado percibirlo, se cuestionaba si algo como eso fuese a afectar a su mundo o incluso al del chico.
La noche en la que regresó sentía un vacío dentro de el, su corazón se había ablandado lo suficiente y no quería hacer nada más que encerrarse dentro de su burbuja de culpa, remordimiento y dolor. No sabía a quién recurrir, nunca le había dicho a sus amigos o incluso a ese que es como su propia familia. No tuvo más remedio que decirle sobre su enamoramiento a aquel mortal.
Yeon se lo había tomado a la ligera porque sabía que algo como eso se estaba presentando en su mejor amigo, además lo conoce tan bien que es imposible no saber leer su lenguaje corporal.
Ahora que Yeonjun lo sabía podía recurrir a un hombro en el cual seguir dejando salir todas sus emociones fuertes.
—¿Que debo hacer? —preguntó Bin quitando el residuo de sus lágrimas
—Sinceramente no lo sé, claramente si regresas y te ve no va a recibirte muy contento —ese comentario hizo sollozar aún más al rubio
—¡Yeonjun! —exclamó
—Es lo que pienso, no sé que es lo mejor —dijo honestamente abrazando nuevamente a su mejor amigo.
Ni una sola idea pasaba por la mente perdida y llena de dolor de ese rubio
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HK ¿Eso fue un sueño? ¿Ese chico es real? ¿Todo lo que sucedió en la casa de mi mejor amigo no fue una broma? No podía dejar de pensar en ello, me tenía tan confundido el hecho de que un chico rubio haya aparecido aquella noche y que nuestros labios se encontrasen. Era algo sumamente imposible.
