❝𝐄𝐌𝐁𝐀𝐑𝐀𝐙𝐀𝐃𝐀 𝐃𝐄 𝐔𝐍 𝐌𝐀𝐅𝐈𝐎𝐒𝐎❞ 𝐈𝐈

Cap 24. La mitad de la empresa.

Capítulo dedicado a "MydelySoza" . 🌱
Mil gracias por seguir leyéndome, por darle una oportunidad a mi novela, y también por los comentarios y los votos, Nena. 💕

Las dedicaciones siguen, me faltan dos dedicaciones más, solo que debo seguir escribiendo capítulos y no es fácil, espero me entiendan. 💗💕☕️

[ Capítulo veinticuatro
"La mitad de la empresa"
Ethan Spencer ]

Salí de la suite y fui hacia su habitación—. ¡Jessy! —la llamé, mientras tocaba su puerta.

—¡Ay! ¡¿Pero qué te pasa?! —preguntó aun somnolienta.

La observé. Estaba desnuda y solo la cubría una bata con una tela bastante transparente.

Pasé y cerré la puerta detrás de mí—. Me pasa que sabes que nada está bien —le recordé—. ¿Ya has ido al hospital? ¿Lo has visto por algún lado?.

Ya había pasado mucho tiempo sin saber dónde estaba mi hermano.

Y eso significaba peligro.

Podría volver y quedarse con todo, de nuevo.

Habían pasado muchas cosas. Sentía a Isabel diferente. Ya no trata de comprenderme ni me observa si quiera con una chispa de amor.

Mi deuda con Donato empeoraba y lo único que podría mejorar mi situación, sería engañar a aquel posible socio ingenuo, Víctor.

Empezaba a estar a nada de perderlo todo.

—No, no he ido. Ya sabemos que no está ahí —recalcó—. Es completamente inútil.

Y esto me molestaba de ella.

Ambos estábamos metidos en este plan.

Ella también se beneficiaba de todo.

Mantiene la mansión de Brazil.

Toma todo el dinero que quiere.

Lo único que ha hecho bien es ser Jessy.

Solté un suspiro. Me sentí cansado. Necesitaba tener el control nuevamente, pero todo se escapa de mis manos cada vez más.

—Por favor, quédate al lado de Isabel en todo momento. Quiero que persuadas su mente, la siento muy extraña —le pedí.

—Quizás solo está dejando de ser estúpida —se burló soltando una pequeña carcajada.

—Sabes que eso podría ser un peligro... —me acerqué más a ella y tomé su barbilla—. Para ambos —dejé un beso corto en sus labios, y la solté bruscamente.

—No colmes mi paciencia, Sonia. Y ayuda en la situación, o sino... Tu mansión y todo el dinero que tienes... Se irán a la mierda —murmullé antes de salir.

Después de aquella visita, fui yo mismo al hospital. Pero no había rastro, ni de él, ni del doctor.

Así que tuve que ir a la casa de aquel estúpido hombre. Toqué a su puerta y después de unos segundos, una señora un poco desaliñada abrió la puerta.