❝𝐄𝐌𝐁𝐀𝐑𝐀𝐙𝐀𝐃𝐀 𝐃𝐄 𝐔𝐍 𝐌𝐀𝐅𝐈𝐎𝐒𝐎❞ 𝐈𝐈

Cap 32. ¿A un paso de Manhattan?.

[Capítulo treinta y dos
¿A un paso de Manhattan?
Isabel Harrison]

No había nadie.

Ethan no estaba a mi lado.

Por alguna razón extraña no estaba ahí durmiendo. Tampoco me sorprendería cualquier cosa que viniera de Ethan.

Ya nada me sorprendía de él, y no en el mejor de los sentidos.

Decidí rendirme. Ni siquiera "Mil secretos" logró sacarme de mis dudas y revelar lo que sea que estuviese oculto.

Entonces la mejor opción sería separarme y alejarme de Ethan.

Todo lo que venía de él, últimamente me estresaba, frustraba y dolía.

Sus engaños.

Sus secretos.

Su infidelidad.

No tenía que soportar nada más.

--Él no está aquí --le respondí.

Se quedó en silencio un par de segundos para luego decir--. Oh, lo siento, yo... ¿Estás bien? --preguntó.

--Sí --respondí falsamente.

Valentina soltó un suspiro antes de despedirse avergonzada.

A la mañana siguiente, lo primero que hice fue buscar el correo de "Mil secretos". Tenía que acabar esto ya.

No lo soportaba más.

El pensar en que aquella llamada de anoche, me hizo pensar por un momento, que habían dos Ethan, fue el colmo. Era obvio que no lo soportaba.

Ya podía creer cualquier cosa de él, y eso no me agradaba.

Empecé a escribir, y solo me bastaron algunos segundos. Creo que me desahogué con la persona que me ha estado estafando con un secreto que no planea contar claramente.

<<Los secretos siguen y nada se resuelve.

Mi frustración crece y el dinero que me pides y siempre te doy, tampoco logra sacarme de todo esto.

Estoy cansada. Busca a alguien más para que manipules con tus misterios.

Misterios que nunca contarás.

Me retiro de este juego sucio y extraño donde yo soy la única diversión para todos.

—Isabel H. >>

Mis pasos eran firmes, sencillos y calculados. Resolvería un par de asuntos, trataría algunos temas, luego me marcharía de aquí con mi hijo e iniciaríamos de nuevo, lejos del verdadero y cruel Ethan, en Manhattan.

Por desgracia esto no sería por completo. A Ethan y a mí nos ata de alguna manera Michael.

Él tendría todo el derecho de estar con su hijo, de visitarlo y de convivir. Y es algo con lo que tendría que lidiar por mucho tiempo, por toda la vida. Compartir mi hijo con él, porque es de ambos.

Llamé a Valentina. Necesitaba hablar con Jake antes de marcharme.

—Hola —respondió con un tono soñoliento.

—Hola, Tina, Tina, disculpa que interrumpa tu sueño con mi llamada, yo... —solté el aire y pregunté directamente—. ¿Estás con Jake?.

Se quedó en silencio un par de segundos para después responder despreocupada—. Sí, sí, claro, estoy en su casa.

Relamí mis labios. Sí que mi mejor amiga tenía muchas cosas que contarme, pero aquello tendría su tiempo—. ¿Podrías decirle que preciso hablar con él y que me gustaría que habláramos una tarde o algo por el estilo?.