✨️CAP.30✨️

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NARRA KENNIA

La noche continuó, no mentiré diciendo que cómodamente, la verdad era muy complicado estar ahí y más después de que mi mente no procesara lo que hacía y aceptara bailar con él. No me soltó en mucho tiempo hasta que Sebastián y Chalo anunciaron su retiro y como estaba previsto, yo iba con ellos.

Discutieron levemente sobre eso, Alfredo se aferraba a que el me llevaría pero yo me negué, recogí mis cosas, me despedí de Adriana, Alejandrina y Aneth, y me dirigí a la salida del brazo de Sebastián.

- Estás viendo que el hombre anda buscando una entrada y le das alas.

- Sebas, no empieces.

- Es que no mames tampoco, me dices que es un ratito, que si quiero no hable, pero tu te sientas a un lado y bailas con él toda la noche, no mames.

- Espero que no sea un reclamo, porque yo no le debo explicaciones a nadie. Y ya deja de hacer escenas enfrente de Chalo, ya ha de estar bien harto.

- De hecho Sebastián tiene razón.

- No jodas, Gonzalo.

- ¿Ves? Es que no tienes defensa.

- Si la tengo. No sé si no lo han notado pero la única arma que tengo en contra de ellos soy yo. Si Alfredo sigue detrás de mi, lo haré que se canse.

- El espera eso, Nia.

- ¿Qué? ¿Espera que llegue y le diga "Alfredo, si quiero estar contigo, hagamos como lo que pasó no pasó y que todo está bien, finjamos que jamás tuviste una esposa, que jamás me mentiste, que jamás mataste a mi hermano, y tengamos una familia hermosa"? ¿Eso espera? ¿O eso esperan ustedes? Porque lo que él y yo hablamos toda la noche, el quiere trabajar para lograr mi perdón y esto no lo hago solo por mí, Alfredo ni siquiera me atrae.

- ¿Entonces? Borron y cuenta nueva, nueva vida nuevo vato. Olvídate de él.

- Yo lo voy a quebrar, Sebastián. Alfredo va a desear no haberme conocido, y no solo lo haré mierda a él. Destruiré lo que más aman, mi amistad con Alejandrina tampoco es de mi gusto, la mujer es el punto débil, ella es la grieta que me llevará a la base de esa torre que llaman familia. Y ustedes- señalé a Gonzalo-, ustedes van a gozar de esto también.

- Prefiero que tu no te expongas, Kennia. No soportaría perderte y esos cabrones no se detienen por nada.

- Alfredo es la cabeza en el negocio cuando su padre está encerrado, me lo contó en Mazatlán. Y tengo su cabeza ocupada. Gonzalo, necesito ver a don Arturo.

- ¿Para qué?

- El dijo que estaría disponible para mí. Necesito verlo. ¿Le puedes decir?- pregunté y asintió.

- ¿Entonces se van mañana?

- Sip, necesito ver al señor antes de irnos, a las ocho tengo que verme con Aneth y Adriana en el aeropuerto.

- Yo le digo.

- Gracias.

Llegamos a casa y subí a mi cuarto para darme un baño y cambiarme. Después de casi una hora de estar escuchando sus pláticas, mala costumbre mía, bajé con cuidado de no resbalar como ya lo había hecho varias veces.

Para mi sorpresa, Sebastián ya no estaba a la vista, solo Chalo hablaba por teléfono al parecer ayudándome a conseguir ver al señor antes de irme. Cuando notó mi presencia terminó la llamada con unas pocas frases más.

- Ya quedó, mañana viene el patrón.

- Mil gracias, Chalo.

- ¿Te puedo decir algo y no me gritas?- su petición me robó una risa y con la sonrisa en cara asentí- El Sebas te quiere. Te quiere más de lo que entiendes, te quiere más de lo que te puede demostrar. Y si te quiere lejos de Alfredo no es por celos o nada de eso, él sabe que esto no puede ser así, que no puedes estar en medio de esto, que es una guerra, y que te puede hacer daño. Tu no eres mala, por más que te pongas ese disfraz de "no siento nada", tu no lo eres. Tu eres muy intensa en tus emociones, o amas u odias. Y no eres una asesina. Eres una niña, Nia, una niña que juega a ser una adulta sin sentimientos.

Sus ojos jamás abandonaron los míos, su voz denotaba sinceridad y sus palabras removian un poco lo que pensaba en ese momento. Pero era demasiado poco para poder hacerme cambiar de opinión.

- En mi blanco y negro si hay gris, Gonzalo. Y en mi intensidad tambien hay mentiras, soy muy buena fingiendo emociones porque llevo meses haciéndolo y nadie se ha dado cuenta de lo rota que me encuentro. Y está bien, no tienen porqué notar cada pequeño cambio en mí. Y si, soy muy intensa, y esta intensidad me impulsa a poder seguir, esta intensa sensación de vacío me está moviendo en busca de llenar con algo el hueco que hay en mi corazón. Y no se va a llenar, pero va a crear muchos más. Agradezco los sentimientos de Sebas, yo a él lo amo con todo lo que queda de mi ser. Pero no pueden negarme esto, Chalo; esto no.

- No estás sola, y la venganza que buscas te la podemos dar nosotros.

- No, no pueden porque tu poco conoces a Aneth, y Sebas busca hacer daño a todo menos a nosotras. Esto lo tengo que barajear muchas veces hasta que ella quede libre. No sé si tenga que venderle mi alma al diablo por su bien, pero no quiero que ella sufra. Haré todo, los haré llorar sangre, pero no quiero que ella derrame una sola lágrima.

- Eso es imposible, Nia, ella te quiere tanto como quiere a Iván.

- Por eso no la haré decidir. Ya decidí yo, no te preocupes.

Sebastián bajó solo con un pants negro y una caja en manos. Se acercó a mi y me la tendió, al abrirla descubrí el nuevo mando de la consola con un decorado muy parecido al que deshice la última vez que jugamos pero la gama de colores era distinta así como el personaje que resaltaba. Agradecí y jugamos un rato hasta que decidimos irnos a dormir.

ℰ𝓃 𝒟ℯ𝒻𝒾𝓃𝒾𝓉𝒾𝓋𝒶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora