¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
About Fate.
Año 2019.
George es sin duda el hombre más atractivo que alguna vez haya visto. Sus ojos aguamarina, su sonrisa perfecta, y su pelo alborotado llamaron mi atención desde el momento en el que entró por la puerta de la cafetería donde yo trabajaba. En cuanto se acercó a la caja para ordenar, y sus ojos conectaron con los míos, sentí que me desfallecía. A decir verdad, fue muy amable, incluso me atrevería a asegurar que estuvo coqueteando conmigo durante ese pequeño rato que tuvimos de interacción. Pero cuando se fue todos esos pensamientos se quedaron en el aire, y realmente pensé, que no lo volvería a ver.
Pero días después volvió, invitándome a salir sin dársele nada, y ese, fue solo el principio de nuestra tumultuosa historia.
—Entonces, Audrey. Cuéntame a qué te dedicas, además de trabajar en la cafetería, claro— dice George en cuanto salimos del local.
—Estudio para piloto comercial— contesto sonriente— aunque ahora mismo estoy en vacaciones de invierno. Mi empleo en la cafetería es más como un trabajo de vacaciones— le explico para después darle un sorbo a mi chocolate caliente sintiendo un alivio inmediato.
Nos encontramos caminando por las frías calles de Londres en enero, esta bebida es mi mejor aliada en este momento.
—¿Piloto? Vaya, impresionante— me dedica una gran sonrisa— quizá si algún día soy millonario te contrate para que seas mi piloto personal— bromea y me hace reír.
—Ya te comprometiste, ojalá y seas millonario— le sigo la broma y el sonríe. Joder, que sonrisa— ¿Y tú? ¿A qué te dedicas?—pregunto lo mismo.
—Oh, yo solo soy un simple mecánico de autos— responde y definitivamente era algo que no me esperaba— aspiro algún día poder tener un mejor empleo pero es lo que hay por ahora.
—¿Y vives aquí en Londres?
—Si y no. Tengo mi departamento aquí pero por el trabajo viajo mucho, así que es muy poco lo que estoy en la ciudad— explica— pero me gusta venir. Visitar a mi familia, conocer chicas...— añade mirándome con una sonrisa coqueta.
—¿Conoces muchas chicas?— contesto burlona.
—Puede que sí. Pero ninguna que me interesa realmente— sus ojos no se despegaban de los míos haciéndome sentir completamente nerviosa.