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Serendipity
Año 2010.
Pasar navidad completamente solo en un país desconocido para mí, definitivamente no estaba entre mis planes. Papá había insistido en que me quedara aquí en Nueva York y que nos veríamos para año nuevo, que era necesario permanecer aquí por si el Team Principal de Sauber me contactaba, y tenía razón, estaba detrás de un asiento en la máxima categoría y debía verme 100% interesado en ello, incluso si eso implicaba estar lejos de mi familia para las fiestas.
No había nada más que pudiese hacer además de aprovechar para comprar algunos regalos y comer algo para después ir a mi hotel a descansar. Así que en este momento me dirigía hacia el centro comercial más cercano a mi hotel para hacer las correspondientes compras y de paso no morir de aburrimiento.
Había hablado con mis padres y mis hermanos en la tarde así que no debía preocuparme mucho en este momento por llamarlos, cuando fuesen las doce esperaba comunicarme con ellos y desearles una feliz navidad.
Caminé por las calles de la gran ciudad sintiendo como el frío penetraba mis huesos, por más capas de ropa que tuviese encima era inevitable sufrir debido al clima. El clima decente era una de las cosas que más extrañaba de México en este momento además de mi familia. Y no es que Guadalajara fuera en este momento precisamente caliente, pero al menos no estaba dos grados bajo cero.
Al llegar al centro comercial, el calor de la calefacción de abrazó y por fin pude relajarme para buscar algunas cosas que quería comprar, entre ellas, unos nuevos guantes definitivamente. Caminé por la tienda departamental hasta que por fin, di con lo que estaba buscando. Unos guantes negros térmicos llamaron mi atención de inmediato, pero justo cuando estaba por tomarlos, una delicada mano también se posó sobre estos.
—¡Hey!— me quejo como un pequeño niño— yo los vi primero.
Levanto mi mirada y veo a una hermosa chica de pelo corto café oscuro y ojos color verde. Ella me observa levantando la ceja y niega riendo.
—Pero yo los tomé primero— me reprocha— podrías buscar otros. Hay miles de opciones aquí.
—Para tu mala suerte, solo estoy interesado en estos— señalo— busca otros.
—No quiero buscar otros. Quiero estos— gruñe mientras sus grandes ojos me miran con molestia.
—Dios mío. Mujeres, son tan complicadas— digo para mi mismo en mi idioma natal para que no pueda entenderme pero ella carcajea un momento antes de volver a hablar.
—¿Complicada yo? Complicado tú que no acepta buscar otros guantes— habla en español lo cual me descoloca completamente pues creí que no me entendería.