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Villain Era.
—La verdad me importa una mierda— digo tirando los papeles que me había entregado Cat hace un momento.
—No te puede importar una mierda, Seb— me reprocha cruzando sus brazos frente de mí.
—¿Que no? Mírame hacerlo— me levanto de mi asiento dispuesto a salir de la oficina de mi ingeniera pero su delicada mano me detiene.
—Solo debes disculparte. No te pido más— me suplica— Por mí.
—No saldré a dar estupidas disculpas por decir lo que pienso y ser como soy. Jamás haré cosas con las que no estoy de acuerdo, ni por ti ni por nadie— contesto con total seguridad y Cat solo cierra los ojos de frustración— Si Britta no dice nada ¿por qué tu si?
—¡No puedes insultar de esa manera a un periodista en medio del Paddock! ¡Es simplemente inaudito!— su tono se vuelve un poco más molesto, me regaña como si fuese un maldito niño pequeño y no puedo evitar rodar los ojos fastidiado— Te digo esto porque me importas, y esto no genera una buena imagen de ti.
—¡Oh! ¿Adivina qué? Ya lo hice. Ahora, olvidaremos esta pendejada e iré por una cerveza ¿Vale? Vale— el sarcasmo en mi voz la pone aun más molesta y me suelta el brazo con fuerza volviendo a sentarse frente a su escritorio— Me vale una hectárea de mierda mi imagen, Catherine— concluyo.
—Haz lo que quieras Vettel, solo contrólate mañana. Fuera de mi oficina— habla sin mirarme, doy un largo bufido y salgo de la oficina tirando la puerta tras de mí.
Catherine Tulle era un chica maravillosa, pero con un temperamento... difícil, justo como yo. No solo era mi ingeniera y estratega sino también mi mejor amiga, y la chica de la que llevaba años estúpidamente enamorado. Pero claro que ella no sabía eso, ni ella ni nadie, además de Britta. Era mi secreto mejor guardado, y continuaría así hasta que lo superara o algo, honestamente hacia mi mejor esfuerzo por no ponerle mucha atención pues me desconcentraba de mi principal objetivo; ganar.
Pero era inevitable no pensar en ella, no verla y quererla besar con desesperación, no poderle arrancar esa estupida chamarra con el logo de redbull cada vez que la veía, no poderla abrazar en medio del Paddock, no poder hacer tantas cosas. Y ahora estaba saliendo con ese novato de Sauber, ¿Checo era su nombre? Nisiqueira estoy seguro de que eso sea un nombre de verdad. Digo, yo soy mejor, soy el actual campeón del mundo, e iba en camino por mi tercer campeonato ¿que tiene él que no tenga yo? Quizá tenía ese sabor latino que a mí me faltaba... o bueno no sé, el caso es que me hervía la sangre cada vez que la veía con él, me sentía como un jodido adolescente.
—¿Todo bien, Seb?— pregunta Britta cuando llego al hospitality.
—No. Está muy molesta— digo sentándome junto a ella.
