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I hate you ¿Do I?
Un fin de semana completo aguantando a Giuliana Campello, o la chica más insoportable que alguna vez haya conocido. Es egocéntrica, mimada, pesada, grosera y pretenciosa; Dios jamás acabaría si tuviese que decir todo lo que no me gusta de ella. No entiendo como alguien como ella es familiar de alguien tan linda como Alice, como es que de alguna manera están relacionadas. Pero es la hermana de la esposa de uno de mis mejores amigos, claro que estaría presente en la fiesta que organizan por su aniversario.
Estamos en la costa amalfitana, todos los amigos más cercanos de la pareja estamos aquí reunidos, es un fin de semana que debe ser inolvidable para ellos y no quiero arruinarlo, así que trataré de comportarme lo más decente posible cuando Giuliana esté cerca pero sé que a veces se tornará realmente difícil.
—Paulito, me alegra tenerte aquí— dice Alice en cuanto nos encontramos a la entrada de la villa que habían alquilado para que todos estuviésemos en el mismo lugar.
—No me perdería este evento por nada del mundo— respondo dándole un fuerte abrazo.
—¿Ya has visto a Álvaro? ¿A Juan Guillermo? ¿A los demás chicos? ¿A Gigi?— el último nombre lo menciona con cautela.
Alice sabe que Giuliana y yo no nos llevamos para nada bien, aún así trata de que las cosas entre ambos se lleven en paz, y sabe que de los dos soy yo el que más coopera y que su hermana a veces es una completa idiota.
—A ninguno— digo nervioso— la verdad es que llegué y me fui directo a la habitación.
—Bien. En un rato vendrán— menciona— compórtate caro. No quiero problemas este fin de semana— me advierte la rubia y yo asiento rodando los ojos.
—Y no habrá problemas. Por lo menos no de mi parte— contesto y ella levanta una ceja— Vamos Alice, sabés como jode tu hermana.
—Lo sé. Por eso te digo a ti que te comportes, a ella me toca casi que obligarla— da un largo suspiro.
—Tranquila. Tenés mi palabra de que voy a comportarme. Como siempre— alzo mi mano derecha como si estuviera haciendo un juramento.
—Paulo. La última vez pusiste un laxante en su gaseosa— recuerda Alice riendo.
—En mi defensa, no pensé que fuera tan fuerte— me hago el inocente y mi rubia amiga niega.
—¡La pobre cagó durante tres horas!— expulso una carcajada.
—Okay Okay. No tenés que darme tanta información— la detengo— No arruinaré tu fin de semana, confiá en mí. Pero tenés que advertirle a ella así como me advertís a mí.
