Capítulo 2

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Motivación.

- ¡Viejo, esto es genial! -gritaba felizmente Hagakure mientras sostenía el pequeño aparato electrónico que se les había proporcionado- ¡Este manual electrónico del estudiante es muy genial!.

No era la gran cosa. Era un simulador de un celular, de fondo negro y letras azules que no contenía más que lo necesario. Mostraba la información personal de su usuario y el mapa de la escuela, además de las reglas del "juego".
La pintora no podía apartar la vista del objeto, completamente anonadada por la tecnología que tenía entre sus manos. Estaba tan distraída que no se dio cuenta que el chico de cabellos verdes la observaba divertido, incluso, por unos segundos sus ojos tuvieron un pequeño brillo y su mirada se torno tierna.

- Lo miras como si jamás hubieras visto uno -comentaba Amami, sin poder evitar sonreír.

- Me descubriste -lo voltea a ver rendida- jamás lo había visto -decía con sarcasmo- ¿Por qué? ¿Tú sí?.

- No, pero se asemeja a mi celular -su semblante se torna serio y lleva su mano hacia su mentón- pero creo que lo puedo dar por perdido en este lugar -murmuró.

Se escucharon los pasos de Asahina y Sakura, ambas bajaban de la parte más alta de las gradas pues habían intentado romper el metal que cubría las ventanas del gimnasio, obviamente no lo lograron.
La nadadora se detuvo en el último escalón mirando a todos.

- No funcionó -informa.

- Lo mismo aquí -decía Kuwata.

El basquetbolista y el motociclista estaban sobre el escenario, el primero sostenía el micrófono y el segundo se limitaba a golpear la mesa con el pie. Ambos buscaban algún indicio que pudo haber dejado el Monokuma.

- ¡No perdamos la esperanza! -se escuchaba firme el prefecto- ¡Estoy seguro de que hay una pista que nos ayudará a salir de aquí!.

- ¡Sí! -concordaba la morena con su tono positivo- Quedarnos de brazos cruzados no cambiará nada.

- Es verdad -secundaba la luchadora.

- Oh, bueno. Vamos a investigar este lugar -proponía el de cabello rojo.

- Iré por mi cuenta -avisaba el heredero, aun teniendo su postura algo arrogante.

- ¡¿Por qué?! -preguntaba groseramente Junko.

- Porque hay un chance de que alguien aquí ya esté planeando matar -comenzó a caminar. Todos lo miraban extrañados pues él era el único que ya había aceptado por completo la idea de que iba a correr sangre por el lugar.

- Pero eso...

- ...No es verdad? -completaba Togami la frase de la idol.

- ¡Espera maldito! ¡No te saldrás con la tuya siendo tan egoísta!.

La escultora no se había percatado que el motociclista ya había bajado del escenario, no fue hasta que él se posiciono frente al rubio cuando lo notó.
Ohwada lo encaraba enojado mostrándole su puño en señal de amenaza. Dejando en claro que tenía un carácter algo fuerte.

- A un lado, plancton -la voz del heredero tenía una extraña combinación entre desinterés y reto.

- ¿Eh? -rápidamente su mirada se ensombreció y tronó los dedos de su mano enfrente del chico intentando intimidarlo, no lo logro- Parece que quieres unos cuantos golpes.

- ¡E-Esperen! -interrumpió Naegi para que el problema no llegara a mayores. Corrió hasta ellos colocándose en medio- ¿Qué vamos a lograr al pelear entre nosotros?.

Esperanza y fe (Rantaro Amami y tú) DANGANRONPADonde viven las historias. Descúbrelo ahora