Domingos

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El séptimo día de los trescientos dias del año una mujer se quedaba quieta en su casa mientras su esposo preparaba las tres comidas del día.

Cada domingo el hombre de la casa se quebraba la cabeza de como hacer la comida sin que está quedará mal, mientras que su esposa solo leía libros o llamaba a sus amigos esperando ansiosa la cena.

Todos los domingos sin falla olía algo quemándose y las maldiciones de su esposo ella solo sonreía pensando en que se pudo hechar a perder.

Y cada cinco minutos después de las quejas escuchaba una moto, camión, auto que traía a domicilio su comida favorita de su restaurante favorito.

Lo que Muzan kibutsuji, el esposo, no tenía idea sobre Ima, la esposa, era que a media noche devoraba con mucha dicha la comida quemada, mal cosida o de falta de sabor del pelinegro.

Ima en cada domingo limpiaba las ollas no importaba su mal sabor o su aspecto por qué ella sabía que esa comida se preparó con amor y eso era suficiente para ella.

Por qué todo lo que venía de Muzan era inevitablemente aceptado y adorado por Ima, la mujer que pudo dar calidez al corazón del rey demonio.


Kimestu no yaiba 💠_Incorrect Quotes_💠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora