Capítulo 8

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Cómo no había aprendido ya que no se podía confiar en este bastardo. Darcy maldijo para sí mismo cuando tuvo el error de juicio de dejar de apuntarlo con el arma. George nunca se entregaba sin luchar y era un tramposo de primera. Contuvo el aliento cuando lo vio sacar el revolver de detrás de su espalda, y entonces de la nada una rama larga y gruesa cayó girando sobre la cabeza de Wickham, éste se desplomó sin llegar a apretar el gatillo.
Darcy quedó momentáneamente en shock mirándolo, entonces se acercó al cuerpo inconsciente, tenía un golpe de lleno en la misma cara. Levantó la mirada hacía el gran árbol y una risa profunda salió de él cuando vio a su querida e intrépida prometida sujetándose horizontalmente de uno de los troncos del árbol como un pequeño pero muy atractivo monito, la risa fue tan fuerte que tuvo que sujetarse las costillas por temor a un colapso.
- ¿Qué es tan gracioso Sr. Darcy?, A mí nada de esto me hace gracia, ¡usted ha estado a punto de morir por volver a confiar en él! - ella estaba enojada y eso solo provocó más risa de él.
Cuando pudo tomar aire, se limpió las lágrimas que de la risa habían brotado libremente por sus ojos.
- Es precisamente eso lo que me da gracia mi amor, yo vengo aquí a rescatarte y eres la que me salva a mí, ya esta sería la segunda vez, a decir verdad.
- ¿Cuándo fue la primera?
- Pues cuando me rechazó en Kent, y me hizo replantearme la vida tal cual la conocía.
- Bueno William, realmente si necesito que me rescates, yo... - ella vaciló al hablar- no sé cómo bajar de aquí sin caerme.
- Será un placer bajarla mi querida Lizzy, deja que ate a este canalla para no volver a equivocarme otra vez y tengas que volver a salvarme.
Ambos se sonrieron y para cuando Darcy lo tuvo bien atado y a Elizabeth otra vez segura en sus brazos, Richard y Bingley llegaron a ellos. Fue una gran alegría para ella verlos a los tres, sin embargo, producto a toda la conmoción y sustos sufridos en menos de 48 horas, además de los tardíos efectos del éter, Elizabeth se derrumbó encima de su prometido y aunque se mantuvo agarrada a sus solapas, se durmió profundamente.
Darcy al principio se asustó de verla tan decaída, pero por el olor que desprendía su cabello, sabía que era producto a la droga que Wickham había usado para llevársela, había notado sus pupilas dilatadas mientras la bajaba del árbol, era necesario que ella durmiera para que perdiera el efecto, así como alimentarla.
Los cuatro partieron hacia la posada que habían dejado atrás, Richard había encontrado el cochero y lo tenía amarrado cerca de la rueda del carruaje. Subieron a los dos delincuentes al coche y él mismo lo guío escoltado por Bingley. Darcy en su caballo y con Elizabeth sentada en su regazo, y recostada a su pecho, se adelantó y la llevó a la posada.
Cuando entró con ella en brazos y pidió una habitación, mintió inscribiéndolos como Sr y Sra. Darcy, solo una mentira de circunstancias, porque estaba decidido para cuando ella se recuperará, llevarla directo a Greta Green y así terminar con la angustia de que cualquier otro quisiera robarle a su novia.

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