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Los siguientes días llegaron y ___ recibía pedidos de los aldeanos para que se encargará de demonios de los alrededores. En esta ocasión se encontraba buscando a un demonio que se le había escapado, mientras miraba para todos lados trataba de escuchar mas allá de lo que sus sentidos le permitían.

- ¿Dónde está? - Susurró mirando en todas las direcciones posibles, sin tener alguna pista del desagradable ser - Estoy segura de que se fue por-

- ¡Te tengo! - el demonio salió de atrás de un arbusto directo para atacar a la joven, que por suerte pudo esquivar el golpe e intentar atacarlo - ¡Maldición!

- ¡Concentracion total: Flor de Loto, primera postura: Filo ascendente! - La muchacha movió su katana de una manera veloz, sin embargo el demonio pudo esquivarlo y salir corriendo nuevamente al sentir su vida correr peligro - ¡Vuelve aquí!

La persecución nuevamente comenzó, siendo liderada por el demonio que solo huia por su vida. La joven pelinegra intentaba alcanzarlo pero el demonio poseia una velocidad inimaginable que superaba la suya. Pasados unos minutos había perdido de vista al ser, cosa que le preocupó, intentando encontrarlo, escuchó un estruendo por lo que fue hasta el lugar.

- ¡Primera forma: Mar de fuego! - Escucho gritar, cuando se asomó vio que era un muchacho pelifuego, exactamente igual al de hace algunos días acabando con el demonio - ¡Aquí acaba tu pesadilla!

- ¡Maldición! - Exclamó la cabeza del demonio al ser desprendida del cuerpo para luego de unos minutos pulverizarse.

La muchacha salió del lugar de donde estaba, para ver si era realmente el chico que había visto hace poco. Este estaba de espaldas a ella, sin embargo al escuchar pasos detrás suyo volteo rápidamente encontrándose con una pelinegra, que curiosamente se parecía a la chica de hace días.

- ¿Kayūmi-san? - Preguntó sorprendido, al ver a la joven con una espada parada frente a el - ¿Eres tú? ¿Que haces aquí?

- ¿Rengōku-San? - Preguntó de igual forma la chica observandolo - Yo estaba persiguiendo al demonio. . . ¿Y tú?

- ¡Yo hacía lo mismo! - Respondió guardando su katana con una sonrisa - ¿Porque lo perseguias?, Es peligroso para los civiles hacer algo así.

- Bueno, es que es mi trabajo - Respondió está dando una leve sonrisa - ¿Tu eres cazador? ¿Cierto?

- ¡Si! - Afirmó este sin quitarle la vista, a lo cuál la chica sonrió un poco más - ¡Pertenezco a los cazadores de demonios!

- Ya veo. . . - Murmuró la chica sin saber que decir a continuación, así que simplemente se iba a retirar de ahí - Yo me retiro, fue un gusto volver a verte, nos vemos.

Kyōjuro observó como la joven guardaba su arma en una funda, parecía una cazadora, pero no poseia el traje de uno. Pero esa era una Katana Nichirin, especialmente para exterminar a los demonios, ¿Cómo lo consiguió?, Se preguntó el rubio confundido, sin embargo salió de sus pensamientos al percatarse que de espaldas, la chica se parecía a alguien muy importante para el.

- ¿Madre?. . . - Murmuró abriendo mucho los ojos por la sorpresa

- ¿Uh? - Dijo la chica volteando levemente su rostro para obsevarlo, este se notaba un poco pálido - ¿Rengōku-San?

El muchacho no respondió, aún seguía procesando lo que acababa de ver y al parecer la impresión fue tanta que terminó desmayandose y cayendo.

- ¡Rengōku-San! - La muchacha logró atrapar su cuerpo antes de que impactara el duro suelo - ¿Que le pasa?

La muchacha estuvo por unos minutos intentando despertar al pelifuego, pero al ver que este no despertaba, decidió llevarlo a su hogar para que no esté afuera.

▪︎Por Ti▪︎  || Kyōjuro Rengōku Y Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora