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—¡En hora buena mi querido amigo York! —la escandalosa voz de Park Jimin se dejo escuchar en cuanto las puertas se abrieron de par en par, y el mencionado mordió levemente el cigarrillo en sus labios.

De todas las visitas que podían llegar a sus oficinas, la de Park Jimin por supuesto era la que menos ansiaba tener, sus razones eran simples, el chico esta demasiado desquiciado, esto siempre lo ha atribuido al padre de semejante espécimen. Miro a Park caminar con elegancia sobre el elegante piso reluciente en mosaicos de colores rojizos, Jimin mantenía su sonrisa ensanchada mientras se aproximaba, por supuesto no venía solo, sino que traía a sus guardaespaldas detrás o quizás sus amigos, York no quería ni siquiera saberlo, pero mientras más rápido pueda deshacerse de la presencia de Park Jimin, mejor.

—¡Que sorpresa! —sonrió ladino, llevo sus dedos al cigarrillo para quitarlo de sus labios y mientras hablaba la columna de humo poco a poco iba saliendo por sus labios—. Park Jimin, ¿qué pasa? ¿Vienes a darle un vistazo a mi paraíso?

El mencionado no tardo en acercarse para tomar asiento justo frente al escritorio, cruzo su pierna izquierda sobre la derecha y mantuvo sus manos sobre su regazo por breves momentos, el sombrero que traía sobre la cabeza no le permitía a York mirarlo a los ojos, pero la sonrisa arrogante de Park Jimin parecía indicar que se encontraba relajado, y con la confianza en sus manos como si las manos del universo se encontrasen sobre sus hombros brindándole el apoyo necesario.

—No debería de ser una sorpresa —comento Jimin, llevo su mano hacia la copa del sombrero para después tomarlo y alejarlo de su cabeza, sus cabellos no se despeinaron en el proceso—, cada una de mis visitas a cualquier lugar siempre tienen un propósito.

El sabor del tabaco comenzaba a sentirse cada vez más amargo.

—Bien, ¿y cuál es ese propósito? —York recargo sus codos sobre el escritorio—. Estás en Las Vegas, supongo que tendrá algo que ver con el casino, o las apuestas, o inclusive algo mejor —Jimin elevo una ceja al escucharlo.

—He venido a hablar de negocios —Jimin chasqueo los dedos, de inmediato Namjoon comenzó a caminar a su dirección—, desde que mi padre firmo aquel convenio en el cual ambos debían de repartirse las ganancias que esté dichoso casino-hotel sacará se supone que la guerra se terminaría con esto, pero al parecer no —Namjoon entrego unos papeles a Jimin—, Gracias —sonrió sin mirar a su amigo, y Namjoon no dijo nada simplemente se retiro bajo la mirada atenta de York—, verás York —el mencionado volvió su mirada a Park—, los convenios son el alma para las relaciones públicas.

—En efecto lo son —las palabras de York hicieron sonreír a Jimin.

—Cumplir con lo pactado —soltó un largo suspiro—, eso es lo que todos tienen que hacer, pero por alguna razón esto no siempre es mutuo —York pego su lengua al paladar al escucharlo—, y quizás sea esté el motivo por el cual las leyes amparan a muchos, pero aquí en Nevada... las cosas se pueden arreglar de formas distintas, ¿no es así?

—¿A qué viene todo eso?

—York —Jimin arrojo las hojas sobre el escritorio, las cuales se desparramaron desordenadamente sobre el mismo—, las clausulas son especificas y cada una tiene mucho que ver con lo que se pacto desde un inicio, pero la historia detrás de mis problemas surge a partir del incumplimiento de una de esas banditas clausulas.

York soltó una risa corta.

—¿Incumplimiento? —alejo el cigarrillo colocándolo en el cenicero, aún no se disponía a apagarlo—. Esto parece más una acusación, Park, puedo asegurarte de que el contrato no ha sido incumplido en lo más mínimo, tu padre seguramente es quien te esta lavando la cabeza diciéndote mentiras.

Paradise Street ||JimSu||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora