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La habitación del hotel era apacible, el atardecer dejaba verse por la ventana la cual se encontraba abierta y dejaba que el viento ingresará, moviendo ligeramente la persiana, el doncel permanecía dentro de la habitación, por ordenes de Jimin quien le había pedido que se colocará el ultimo de los obsequios que le había dado, se encontraba desnudo ante la caja negra que seguía sobre la cama, juntaba sus manos por debajo de su pecho, jugando con sus dedos, aún no sabía lo que aquella caja contenía y aunque estaba curioso por saberlo, no quería abrirla, no aún, mordió con fuerza su labio interior, debía apresurarse, Jimin se encontraba encerrado en el sanitario, y seguramente se estaría alistando al igual que él, así que tenía que darse prisa y dejar de pensar tanto, sacudió su cabeza de un lado a otro con frenesí, tratando de dispersar sus pensamientos y por fin acerco sus manos hacia la caja, se inclino levemente y la tomo en sus manos, afortunadamente el listón solamente rodeaba la tapa, el material de la caja era suave como el terciopelo y liso, la marca Victoria's Secret relucía en letras brillantes metálicas de color rosa.

Quito la tapa de aquella caja, para por fin encontrarse con lo que allí se encontraba escondido, se trataba de no sólo una, sino de varias bragas de diversos colores, los diseños eran diferentes, había unas que eran solamente de puro encaje, otras que eran completamente hechas con telas sedosas y con detalles en la parte de atrás y de enfrente con encajes de flores dispersos por doquier, Yoongi se sentó en la cama, y no pudo evitar sacar algunas de estas, no podía negar que le parecían sumamente lindas cada una de ellas, pero no podía dejar de sentir el calor en su rostro, se sentía avergonzado, Park le había comprado todo aquello, y estaba seguro de que ese hombre se había esmerado en escogerlas, tomo una que le encanto cuando la miro se trataba de una de color blanco toda hecha de encajes que dibujaban enredaderas conjuntas, además de que en el resorte de la misma sobresalía un adorno de tela que lo hacía parecer una pequeña falda que por supuesto no cubría absolutamente nada, dejo aquella prenda sobre la cama y decidió guardar el desorden que había hecho al ver las demás bragas, las guardo con cuidado y no tardo en cerrar la caja, colocándola después sobre la mesita de noche.

Tomo aquellas bragas y decidió colocárselas, en cuanto paso sus piernas y las fue deslizando hacia arriba sentía como poco a poco aquella prenda se iba pegando a su piel, rozándolo ligeramente, cuando por fin termino de colocárselas, sonrió, estaba satisfecho de como se le miraban, aquella falda falsa le hacía leves cosquillas a los costados de sus piernas, pero le gustaba. Se había mantenido tan concentrado en mirarse que ni siquiera noto cuando Jimin había salido por fin de aquel baño, revolvía sus cabellos semi húmedos mientras caminaba afuera, mantenía una toalla cubriéndole de la cintura para abajo y cuando miro a Yoongi se detuvo, no pudo evitar pasear su mirada por aquellas largas piernas esbeltas y bien formadas, sintiendo como su boca salivaba ante la blanquecina piel que aquel doncel le mostraba, sonrió ladino al ver que estaba usando una de las tantas bragas que le había comprado.

—Sabía que se verían excelentes en ti —la voz del hombre hizo a Yoongi crisparse ante la sorpresa, no esperaba escuchar su voz, o al menos no tan pronto, levanto la mirada encontrándose con aquellos ojos hambrientos que no dejaban de mirarlo con deseo—, ¿te gusto lo que compro tu señor, minino? —la voz de aquel hombre acariciaba todo su ser, y se sintió desfallecer al observar a ese hombre ir acercándose para acortar por completo la distancia entre ellos.

—S-sí —respondió Yoongi, mientras a duras penas y con las piernas temblorosas caminaba hacia atrás por cada dos pasos seguros que daba Jimin hacia él—, me gustan, señor.

—Es bueno saberlo —Jimin relamió sus labios mientras no dejaba de mirar el cuerpo ajeno—, apuesto a que tu culito esta siendo bien apretado bajo esa tela, ¿o me equivoco? —Yoongi pego su lengua en su paladar cuando sintió el borde de la cama chocar contra sus piernas, si decidía moverse, terminaría por caer al colchón y era seguro que aquel pelirrubio no dudaría en acorralarlo de inmediato.

Paradise Street ||JimSu||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora