El alba anunciaba su llegada, y las calles seguían siendo transitadas por las personas, Las Vegas siempre se a tratado de una ciudad que jamás podía encontrar alguna clase de descanso, los casinos permanecían día y noche abiertos para cualquier persona, todo siempre estaba a disposición de los apostadores y de los clientes más extravagantes, pasar desapercibido en aquella ciudad llena de vida, era imposible.
Jungkook maldecía por segunda ocasión en aquella mañana mientras tomaba el saco que traía puesto y lo jalaba hacia abajo, tratando que de nueva cuenta volviera a su lugar sin éxito alguno.
—Maldita sea —bramo molesto mientras daba un golpe a la guantera, soltó un gruñido, Namjoon rodo los ojos—, ¿cómo pueden usar estás mierdas?
—Sí aprendieras a vestirte de vez en cuando así, sería diferente —dijo Namjoon sin apartar la mirada de la calle, se encontraban allí desde hace ya dos horas, esperando alguna señal del barman, pero nada, suponían que debía trabajar en el turno nocturno, pues el chico no se veía cansado cuando les sirvió las bebidas la noche anterior, así que seguramente tomaba el turno nocturno para trabajar.
—¿Hablas en serio? —Namjoon no dijo nada—. Es una estupidez, los trajes no están hechos para mí.
—O tú no estás hecho para ellos —se encogió de hombros mientras sonreía ladino, burlándose de la mala mirada que su acompañante le mandaba, Jungkook no tardo en soltar un resoplido y en cruzar sus brazos por sobre su pecho.
—Esto es una mierda —Jungkook definitivamente odiaba los trajes.
Namjoon soltó una risa al escucharlo, pero no dejaba de mirar hacia el frente, aunque dejo de reír cuando pudo divisar al objetivo, era un joven alto de complexión delgada pero de hombros anchos, y que al parecer se había quitado el uniforme en el casino, porque ahora mismo lo único que vestía era una camisa holgada de color rosa y unos pantalones de mezclilla clara con las rodillas rotas.
—Es él —dijo Namjoon, haciendo que Jungkook dejase por completo su enfado y decidiera mirar hacia el frente, sonrió.
—Iré por él —Jungkook estaba dispuesto a bajarse del vehículo para ir tras ese chico y posiblemente obligarlo a entrar al vehículo, pero la mano de Namjoon sobre su hombro le detuvo.
—¡Alto ahí, tonto! —Jungkook elevo una ceja.
—¿Qué crees que haces? Se irá si no actuamos pronto.
—Eso no pasará —soltó el hombro de su amigo—, mira —señalo con su mentón hacia el frente, aquel chico caminaba hacia ellos, mantenía sus pasos rápidos, y se dirigía en la misma dirección en la que ellos se encontraban—, sólo hay que salir del vehículo y esperarlo afuera.
—Ajá ¿y luego? —Namjoon miro a su compañero—. ¿Acaso crees que nos ayudará así como si nada?
—Lo hará —dijo Namjoon—, cuando vea el dinero, lo hará.
Jungkook no dijo nada, así que simplemente abrió la puerta del vehículo para disponerse a salir, Namjoon soltó un largo suspiro antes de salir del vehículo, en cuanto lo hizo, observo a Jungkook alejarse para dirigirse hacia la cajuela del automóvil, mientras que él rodeaba la parte de enfrente para subir a la acera, en donde aquel chico caminaba. Namjoon miro hacia la calle, era transitada, pero no lo suficiente, había pocas personas y seguramente la mayoría de ellas serían las que harían el cambio de turno para los diversos hoteles, casinos y restaurantes de toda esa ciudad, pero eso no era lo importante ahora.
Aquel chico estaba a pocos metros de por fin estar frente a ellos, Namjoon debía ser rápido, preciso y por supuesto totalmente convincente, cuando los pasos de aquel chico y su presencia estaban más que cerca hablo.
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Paradise Street ||JimSu||
أدب الهواة"Oh, minino, el amor es para los débiles, apostar... es cosa de valientes." Las Vegas, Nevada. Peché Mortel, es el nombre del casino en donde Min Yoongi, un doncel que siempre fue irrespetado por ser el hijo de una prostituta, trabaja como mesero, e...