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La punta aplanada del cuchillo se incrusto sobre aquel trozo de carne, haciendo que levemente el jugo de la misma se soltase, el aroma del aceite y lo que podía apreciarse del estragón era magnifico más la combinación suave del romero, termino de cortar en cuanto escucho chirrear la cerámica debajo de los cientes pequeños del cuchillo y entonces pudo tomar gustoso el tenedor para después llevar aquel trozo de carne a su boca, el filete mignon era suave al paladar, casi podía sentir como la carne se derretía despacio en su boca, cerro por breves momentos sus ojos, ¿hace cuanto que no comía un poco de carne? Hace tiempo, quizás demasiado tiempo, ahorrar para irse de ese lugar le ponía limites a sus gastos, de vez en cuanto se daba un pequeño gusto con una hamburguesa o quizás un hot dog, o muy pocas veces de pollo frito, pero nada de eso se comparaba con un verdadero trozo de carne.

En cuanto abrió sus ojos miro hacia la entrada del restaurante, en donde se encontraba el hombre de cabellera rubia, mantenía una mano en su bolsillo del pantalón y la mano dominante la mantenía tomando su teléfono celular mientras hablaba y escuchaba, la conversación parecía ser seria, porque su semblante estaba totalmente concentrado en cada una de las palabras que escuchaba, y cuando era su turno de hablar, lo hacía y miraba de vez en cuando al suelo, pero su rostro era duro, lleno de intriga, como si estuviera analizando cada una de las palabras que le estaban diciendo, daba de vez en cuando cortos asentimientos con la cabeza, y soltaba monosílabos que Yoongi no podía percibir de vez en cuando debido a que el hombre no podía estarse quieto en su sitio, sino que se la pasaba dando cortos pasos, quizás para evitar cansarse allí parado.

El doncel soltó un suspiro, no pudo evitar pensar en la propuesta que le había hecho aquel mal teñido, ¿hablaba en serio?

Yoongi no estaba muy seguro de que así fuera, en toda su vida en el casino ha conocido a personas importantes de la alta sociedad que siempre buscan lugares como Peché Mortel para tirar su dinero a la basura o incrementarlo, eso dependía de la suerte de cada uno, pero ninguno se le había acercado con una insinuación como aquella que Park Jimin le propuso, definitivamente no era el estilo de esas personas, pero también estaba el hecho de la red de prostitución del casino, varias de sus compañeras formaban parte de la misma, y casi siempre que hablaba con ellas, siempre le contaban de sus mejores experiencias y de las peores, algunos fetiches de las personas multimillonarias y millonarias, eran extraños, tan extraños que definitivamente podían darte escalofríos de sólo pensarlos. Pero la paga era buena, tal y como le dijo Jimin, era cierto que el dinero de aquellos riquillos podía serles quitado de sus manos con cosas banales y placeres básicos.

Llevo un nuevo trozo de carne a su boca, mientras seguía con la mirada sobre aquel pelirrubio, ese hombre le había ofrecido largarse por fin de Nevada, alejarse completamente de la ciudad del pecado, dejar atrás su pasado que seguía ahí, tan plasmado como las estrellas del paseo de Hollywood, para Yoongi la idea de irse no era una mala opción, porque es lo que quiere, largarse de una vez por todas de ese lugar, pero ¿con él? Por supuesto que ese no es el plan, Yoongi quiere irse de allí, pero quiere hacerlo solo, buscarse un departamento económico lejos de allí, quizás en New Jersey o en Washington D.C., no importa en donde pero lejos de Las Vegas.

Pero por supuesto no con ese hombre, Park Jimin... él solamente lo quiere para una sola cosa y era follar, el doncel no negaba que le gustaba como aquel hombre lo poseía de una forma tan lasciva y deseosa, pero no quitaba el hecho de que no quería tener una vida en donde aquel hombre lo único que buscará cada que lo viera, fuera tener sexo. Yoongi jamás ha romantizado su vida, pero si le gustaría cumplir su sueño de irse de allí, buscar un empleo mejor, quizás terminar con sus estudios en la universidad y si era posible enamorarse... y tener una familia.

Soltó un largo suspiro, y volvió a mirar al frente, Jimin había terminado la llamada, y se acercaba de nuevo a la mesa.

—Disculpa, minino —menciono aquel hombre mientras arrastraba la silla para tomar asiento frente a él—, los negocios siempre serán los negocios y deben ser atendidos.

Paradise Street ||JimSu||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora