Capítulo 17: ¿Por qué yo?

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Claudia

Esa mañana me había despertado una llamada proveniente del extranjero. El señor Nikolai, a quien consideraba un padre debido a su apoyo y consideración en los meses que estuvo en Cuba, me había traicionando de la peor manera.

Había estado ignorando sus llamadas desde el día anterior cuando me reencontré con Viktor por su causa. Él de seguro había planificado todo. Lamentaba enormemente haberme compadecido de la triste historia de su matrimonio fallido, para contarle yo de mi amor imposible.

Hablamos ese día toda la noche hasta que terminó la velada. Supuse que lo había impresionado para que invirtiera en aquel nuevo proyecto. ¡Qué mis ideas era lo suficientemente tentadoras para recibir su financiamiento!

El señor Nikolai me había felicitado por mi audacia en los negocios. Nunca pensé que iba a tomarse la molestia de enviar a su hijo para ultimar detalles con un doble propósito. ¡Y qué su hijo fuera el maldito de Viktor!

Apenas sabía quien era. Tres días parecían una eternidad, pero eran mucho menos que eso. Ese destino era injusto y cruel. Ya había sufrido suficiente por aquel amor que había enterrado, cuando su madre contrató a unos hombres para asaltarme. 

Mi desdén hacia su hijo fue el desencadenante de la crueldad de sus actos. Me dejó en la calle, medigando. Y cuando creyó que no era suficiente, pensó que quebrantado mi cuerpo dañaría mi espíritu.

«Verónica», nunca iba a olvidar ese nombre ni su visceral rostro. Su mensaje había sido corto y claro. El tipo que abusó salvajemente de mí, me lo susurró en el oído cuando quebró las costillas de mi cuerpo.

«Mantente alejada de Viktor si no quieres que las mate a ti y a tu madre. No vales nada, Ida. Nada»

Recordar aquel traumático suceso me helaba la piel. Esperaba que esa mujer estuviera lejos de Cuba, para que nunca más así pudiera hacerme daño por haber despreciado a su hijo.

Cuando nuevamente sonó mi teléfono, me estaba vistiendo para ir a desayunar con Bruno en el establecimiento de Angie. Respiré profundamente y me llené de valor para contestar la llamada del señor Nikolai. Debía enfrentar el peor de mis miedos y cerrar esa historia de una vez y por todas.

—¿Claudia?—Preguntó al otro lado de la línea algo temeroso—. ¿Por qué no contestabas mis llamadas, hija?

—¿Sabe lo que hizo, Nikolai? Destruyó nuevamente mi vida...—Susurré intentando no ceder a la desesperación y la angustia. Viktor me había roto el corazón de forma irreparable—. ¿Por qué jugó así conmigo? ¡Yo que le fui sincera desde el primer momento!

—Perdóname, mi niña...—Se disculpó con sinceridad. Intenté no sollozar pero fue en vano. Nikolai se conmovió con mi llanto al punto de consolarme con dulces palabras—. Abre tu corazón, Claudia. Viktor todavía te quiere.

—No es posible... Para nosotros es tarde. Nunca debimos habernos conocido. Mi mundo y el suyo son muy distintos. Su ex esposa tenía razón, no hay forma de que el amor sea suficiente.

—¡No dejes que ella te condene por nuestro matrimonio! Tú no eres como ella, Claudia. Ni remotamente...—Me aclaró, logrando quitarme un enorme peso de encima—. Ayudaste a mi hijo de la forma en la que yo no pude. ¡Tienes que verlo ahora! ¡Tienes que ver cómo ha cambiado!

—No, Nikolai... No quiero ver a Viktor nunca más—Le dije, manteniéndome firme. Atemorizada por lo que Verónica podía hacerme si se enteraba de que aquella historia entre nosotros no había terminado allí, cuando le prometí nunca jamás voltearme a verlo—. Voy a renunciar a mi puesto en la sucursal. Si hubiese sabido que era el padre de Viktor, jamás me hubiese acercado a usted. No quiero a Viktor en mi vida. No quiero mayores desgracias.

Un viaje con destino a La Habana (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora