Capítulo 15: El hijo de Nikolai

31 8 24
                                    

Claudia

Había regresado a casa hecha un manojo de nervios. «¡Viktor estaba en Cuba! ¡Y para colmo, tenía que ser el hijo del señor Nikolai!»

No podía creerlo. No podía creer que tenía tan mala suerte. Pensaba que ese capítulo de mi vida era historia pasada. Sin embargo, él tenía que poner patas arriba nuevamente mi mundo. Jugando con lo que más me importaba en aquel momento. El trabajo de mis sueños, por lo que había luchado tanto.

Acababa de salir del baño, luego de retirarme de la mesa sin probar la deliciosa comida de mi madre. Ésta me había mirado preocupada cuando mi inexistente apetito boicoteó la cena preparada con tanto esmero.

Una ráfaga de viento me alertó que había dejado las ventanas abiertas. Necesitaba dormir toda una noche y despertarme al día siguiente creyendo que todo había sido una terrible pesadilla.

Algo helada, me aproximé al cristal de la ventana pretendiendo cerrarla. Fue entonces cuando lo vi en la acera del frente recostado a su auto fumando tranquilamente un cigarrillo.

«¿Qué carajos hacía allí? En plena puerta de mi casa. Invadiendo mi espacio personal, haciendo lo que le daba la gana»

Tomé mi bata y cubrí mi pillama de noche. Bajé las escaleras con sigilio intentando no alertar a mi madre, quien en la sala veía animadamente su novela.

Abrí la puerta sin hacer ruido, empujando el portón. Me tomé unos segundos para admirarlo antes de descargar mi furia en él. Seguía igual de guapo, quizás aún más. Los años de madurez que le habían asentado de maravilla.

Sin embargo, muy poco tenía adentro. En su pecho sólo había un hueco, o quizás una piedra, donde debía estar el corazón.

Cuando su mirada se levantó del suelo, disponiéndose a encender otro cigarrillo, tuve un arranque de furia. Viktor me miró con intensidad, sin importarle las consecuencias de aquella visita nocturna. Del impacto que tenía su presencia en mi vida nuevamente.

—¡¿Qué mierda haces aquí?!—Le grité golpeando su pecho con violencia, no sin antes tomar el cigarrillo que reposaba en sus labios aún sin encender y lanzarlo lejos.

Viktor parapadeó, saliendo de su trance para sostenerme por los antebrazos cuando intenté agredirlo con renovada furia. Nuestros cuerpos impactaron con fuerza, quedándonos muy cerca. Él aprovechó aquel contacto para tocarme más de lo permisible.

Lo miré con odio y repulsión pero aquello no pareció amedrentarlo. Volví a intentar soltarme de sus garras, protestando en el proceso.

Iba a matarlo a golpes. Iba a dejarlo irreconocible cuando terminara con él por tener la osadía de buscarme cuando había sido tajante en nuestra última confrontación.

—¡Suéltame, maldito loco! ¿Qué pretendes? ¿Qué mierda quieres?—Exigí algo sudorosa, cuando me vi al borde de la derrota. No obstante, a pesar de todo pronóstico su respuesta me hizo estremecer.

—Te quiero a ti...—Dijo con voz ronca, acariciando mis mejillas con sus fríos dedos.

Pude sentir que el alma abandonaba mi cuerpo. Me quedé muda, inmóvil en sus brazos al ser arrastrada por una pasión que se suponía que debía estar muerta. Algo en mi cabeza hizo cortocircuito cuando Viktor con manos hambrientas recorrió mi cuerpo, presionando mis glúteos con fuerza.

Cuando introdujo su candente lengua en mi boca, quise corresponderle aquel apasionado beso. Sin embargo, recordé esa noche y el asalto de aquellos hombres.

El recuerdo de sus caricias animales me helaron la piel. Con violencia, aparté a Viktor de mi cuerpo limpiando mis hinchados labios con el dorso de mis manos.

Un viaje con destino a La Habana (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora