Capítulo 23: Quiero más, mucho más

32 6 21
                                    


Claudia

Ese beso fue diferente a todos los demás que Viktor y yo habíamos compartido. Sentí su respiración sagaz en mi cuello, a la vez que sus habilidosas manos llegaban al elástico de mis pantaloncillos para asentarse en el camino sur de mi anatomía.

Rozó un punto sensible y yo gemí sonoramente. Él, llevó una mano a mi boca y calló otro gemido, mientras chupaba mi cuello. Sus dedos volvieron a tocarme, esta vez entrando en mí con fuerza. Me sostuve de sus hombros, arañando su piel en el proceso.

Viktor bajó a mis pechos, sacándome la blusa del pillama. Se detuvo al ver mis senos y sonrió malévolo para chupar un pezón erecto y luego su otro compañero. Me estaba volviendo loca solo con tocarme.

En un arrebato, comencé a quitarle la camisa para comenzar a desabrochar su pantalón. El señor Volkov, me abrió las piernas y empujó su bulto contra la humedad de mis pantaloncillos.

—Quítamelo...—Murmuré con la voz cargada de deseo. Él se apartó de mi cuerpo para cumplir mis órdenes, dejándome completamente desnuda a su merced.

Lo necesitaba. Necesitaba que me reclamara como suya, que fuéramos uno. Viktor con lentitud se sacó la camisa por los hombros. Mis ojos hambrientos recorrieron sus pectorales y luego su definido abdomen. La boca se me hizo agua ante semejante vista.

—Quiero que grites mi nombre cuando te corras salvajemente—Me ordenó bajándose la pertañuela, deslizando su ajustado pantalón por sus atléticas piernas.

—Lo haré...—Le respondí divertida mientras hacía propia una frase que no le pertenecía, porque aquella noche había sido él de los dos, quien había gritado mi nombre.

El ruso se desnudó sin prisas, atormentándome con la magnífica vista de su cuerpo desnudo. Antes de sacarse el pantalón, rebuscó en su bolsillo. Sacó una caja de condones y me la mostró triunfante.

—Angie sabía que haríamos cosas perversas hoy...—Comentó seductor para colocar un condón lubricado en su monstruoso miembro. Tragué en seco, al imaginarlo dentro—. Voy a hacer que olvides el mundo cuando estás conmigo. Quiero que pienses solo en mí. En cómo te poseo.

—Por favor...—Le supliqué al ver que se detenía en mi entrada, jugando sucio. Rozándome solo para volverme loca—. ¡Por favor, Viktor! ¡Hazme tuya!—Esas débiles súplicas bastaron para que me penetrara finalmente con fuerza.

Gemí de placer, llevando una mano a mi boca. Era el paraíso, sentir cómo Viktor se movía encima de mí. Nuestros cuerpos sincronizados, disfrutando del placer de la carne.

—Más, por favor... Más—Le susurré al oído mientras él aumentaba las furiosas embestidas.

Suspiré sintiendo la presión en mi vientre. El ruso, me colocó las piernas en sus hombros e intensificó, como si fuera posible, sus movimientos. Arañé su espalda, cuando me dio la vuelta. Sostuvo mi cintura y comenzó a penetrante desde una nueva postura.

—¡Oh, Ida...!—Gimió casi al correrse.

Inesperadamente rompí nuestro contacto y me puse yo encima, alargando aquel placer. Moviéndome como toda una amazona, sintiéndolo cada vez más profundo dentro de mí.

—Quiero más...—Le recriminé cuando su cuerpo tembló violentamente. Llevó sus manos a mi feminidad y me acarició, sacándome unos sonoros gemidos.

—Di mi nombre...—Demandó cuando cerré mis ojos, al notar el orgasmo con mayor intensidad. Viktor me hizo moverme sobre su miembro. Agarró mis glúteos con fuerza, empujándome nuevamente.

Un viaje con destino a La Habana (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora