El multimillonario CEO nunca planeó casarse, hasta que la amenaza de chantaje lo obliga a comprometerse con un hombre que apenas conoce: Park Jimin.
No importa lo encantador que sea. Hará todo lo que esté en su poder para destruir su compromiso.
S...
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Jimin y sus amigos estaban en el mercadillo de la ciudad, se escuchaban los sonidos del regateo y los débiles bocinazos de los taxis de las calles vecinas.
Jimin llevaba años visitando el mismo mercado cada domingo. Era un tesoro de inspiración y artículos únicos que no podía encontrar en las tiendas de lujo cuidadosamente seleccionadas, y nunca dejaba de sacarse del estancamiento creativo.
También era su lugar favorito para visitar cuando necesitaba despejar la mente.
Pero hoy, estaba tan distraído que no lograba tener inspiración.
La firmeza de sus labios... El calor de su cuerpo... El sutil y caro aroma de su colonia y el peso seguro de sus manos sobre sus caderas...
Jimin no olvidaba la escena que pasó en la sesión de fotos.
—Ya hemos estado en este puesto —dijo Taehyung.
—¿Hmm?
—Este puesto. Ya hemos estado aquí —repitió—. ¿Compraste los pañuelos?
Jimin parpadeó cuando el resto del contenido del puesto se hizo evidente. Tenía razón. Fue uno de los primeros vendedores que visitaron al llegar.
—Lo siento —Jimin soltó un suspiro—. Hoy estoy un poco fuera de mí.
Demasiado ocupado pensando en su prometido.
—¿De verdad? No me di cuenta —la sonrisa burlona de Taehyung se desvaneció cuando Jimin no sonrió—. ¿Qué pasa? Normalmente recorres este lugar xomo si nos persiguieran unos perros.
—Tengo muchas cosas en la cabeza.
Aunque según él no tenía nada que contar. Cualquier cosa más allá entre lo que haya pasado con Jungkook eran las hormonas y su sequía hablando.
—Ya casi hemos terminado —añadió Jimin—. Solo tengo que encontrar un espejo dorado.
Ambos siguieron caminando hasta que Jimin vio lo que encontraba sobre una mesa cercana.
—Hmm Quizá quieras mirar detrás de ti —habló Taehyung con una nota extraña en su voz.
La curiosidad se encendió cuando e giró para ver qué miraba Taehyung. No había mucho que lo inquietara.
Al principio, lo único que vio fue a los transeúntes y a los vendedores con sus productos. Entonces, se fijó en la persona que estaba detrás de ellos.
Cabello negro. Ojos marrones. Un cuerpo bien formado y a la vez delgado.
Las bolsas que Jimin tenía en las manos se cayeron al suelo mientras el stock desplaza el aire de sus pulmones.
