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—Oye sobre el beso

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—Oye sobre el beso...

—Fue para la foto —respondió Jungkook sin mirarlo.

—Lo sé, pero...

—¿Tienes hambre? —señaló Jungkook con la cabeza, cambiando de conversación. Había un carrito de comida rápida en la esquina de la calle.

Jimin suspiró, pero dejó pasar el tema.

—Me vendría bien algo de comida. ¿Qué estás haciendo? —lo miró extraño al verlo detenerse en el carrito.

—Comprando el desayuno.

Jungkook sacó un billete y se lo tendió al señor.

—Dos cafés y dos croissant. Quédate con el cambio. Gracias, Karl.

Jungkook giró para encontrarse a Jimin mirándolo como si le hubieran salido cuernos y plumas en medio de la calle.

—¿Qué?

—Te tuteas con el dueño.

—Obviamente. Corro aquí por las mañanas cuando tengo tiempo, y he probado todos los carros de desayuno alrededor del centro. Karl es el mejor.

—Y yo que pensaba que solo comías caviar y corazones humanos.

—No seas ridículo. El caviar saber fatal con los corazones humanos.

La risa de Jimin evocó una extraña sensación en el pecho de Jungkook.

Cogió la comida y le entregó su comida a Jimin.

—Pago por la calidad, no por el precio. Lo caro no siempre equivale a lo bueno, especialmente cuando se trata de comida.

—Estamos de acuerdo por una vez —Jimin lo siguió a un banco cercano—. Deberíamos comprobar la temperatura en el infierno.

La comisura de los labios de Jungkook se levantaron, pero los aplanó para que no se diera cuenta.

—Uno de mis restaurantes favoritos, antes de que cerrara, era un pequeño lugar en algún lugar de Busan —dijo Jimin con dudas, como si estuviera decidiendo si compartir la información con él o no—. Si no lo buscabas, te lo perdías. La decoración parecía sacada de los noventa y tenían los mejores dumplings.

—¿Por qué cerró?

—El dueño murió, y su hijo no quiso hacerse cargo lo vendió a alguien que lo convirtió en un taller de mecánica —una nota de nostalgia entró en su voz—. Mi familia y yo comíamos allí todas las semanas, pero supongo que habríamos dejado de ir aunque siguiera abierto. Ahora solo van a lugares con estrellas Michelin. Si me vieran comiendo en un carrito, les daría un infarto.

Jungkook tomó un lento sorbo de café mientras procesaba lo que le habían contado.

Había asumido que Jimin estaba totalmente sometido a sus padres, pero a juzgar por su tono, no todo era perfecto en la familia Park.

Fated Alliances • Kookmin Au ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora