[.. Estar pedo, no es escusa..]

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Porque dejo de Javier los encerrara en aquel lugar, porque accedió, talvez por el deseo de probar al argentino, que se suponía que debía sentir, Lionel estaba rojo a más no poder debido a la cercanía que proporcionaba aquel armario, pero el estaba peor.

Solo era un beso pequeño ya había pasado unos minutos, pero no podía evitar ponerse nervioso al querer basar a Lionel, lentamente se acercó hasta el y le beso su mejilla para separarse.

— Nunca dijieron como debía ser el beso - susurro cerca de su rostro.

No sabía si era el alcohol o los sentimientos más recónditos de su ser pero quería que ese beso fuera en otra parte, poder juntar sus labios con los del argentino era un bonito sueño, noto como Lionel tomaba su mano y abría lentamente la puerta del armario.

Al salir sus amigos le hacían burlas, que incomodaba al más borracho de los dos, había pasado el tiempo reglamentario, se aferró a la mano de su compañero que apartaba a la gente de el.

Ochoa miro su compañero algo ebrio pero lo suficiente consiente como para no cometer alguna idiotez, el por su contrario estaba más que borracho, se había pasado de copas y no ayudo que sus amigos comenzarán a empinar le una botella de tequila en boca.

— Llévame a casa Lio - soltó el mexicano mientras sentía como el argentino lo abrazaba posesiva mente por su cintura mientras se abría paso.

Bajaron las escaleras con un ambiente tenso de por medio, Lionel que era el más sobrio lo ayudaba a bajar, mientras que Ochoa se sostenía del barandal.

Finalmente salieron de aquella fiesta en dónde ya había puro borracho, se subieron al auto y comenzó su trayecto hacia la casa del mexicano.

No llevaban tanto trayecto hasta que Lionel se parqueo en un parque cercano y lo volteo a ver, Guillermo tenía las mejillas rojas de la vergüenza.

— ¿Que ocurre? - pregunto memo nervioso había visto películas y no acaban bien.

_ Estoy esperando a que se pase la borrachera, puede que choquemos si siguió manejando en este estado.

Ochoa noto la bolsa de tortas que le había dado su jefa y la tomo para destaparla.

Con cuidado bajo del auto con la bolsa para ir del otro lado y sacar a Lionel del auto, cerro el auto y guío a Lionel dentro del parque donde había una zona verde donde se sentaron.

Hacía frío pero no importaba mucho, memo agradecía que esa noche había estrellas, podían ver las estrellas y eso le encantaba, Lionel le extendió una torta a Ochoa quien la tomo en silencio, ambos sacaron los alimentos y se dispusieron a comer esperando que las tortas algo tibias y los refrescos fríos ayudarán a bajar su borrachera para poder continuar.

Admiraron en silencio la noche, poco a poco se ponían sobrios, acabaron de comer y se pusieron a apreciar el cielo mientras memo se aferraba a la mano de lionel.

— Vámonos - dijo Lionel poniéndose de pie para ayudar al mexicano.

Tiraron la basura y emprendieron su viaje de regreso, Lionel le preguntaba a Ochoa si estaba bien y si no se sentía incómodo con su presencia luego de lo que ocurrió en el armario.

Pero el solo podía estar feliz, se veía tentado a recargarse en el hombro del argentino y viajar al mundo de los sueños, pero no quería morir en un auto.

Al llegar ambos bajaron y Lionel lo acompaño hasta la puerta de su casa donde se despidieron.

— ¿Seguro que está bien? - pregunto Ochoa más sobrio que antes viendo cómo Lionel quería irse a casa - y si chocas.

— no pasará - intento tranquilizar tomándolo de los hombros - descansa Guille te veo mañana - hizo ademán a irse pero Ochoa lo detuvo realmente preocupado.

— Quédate Lío... Quédate a dormir - no tuvo que ser invitado dos veces cuando ya se encontraba dentro de la casa, en la habitación del mexicano.

Recostado en la cama de este con una amplia sonrisa mientras veía como Ochoa le decía que era un irresponsable al querer irse así.

Lionel rio dejo un beso en sus labios, acaricio su pelo mientras hacía eso, consintiendo al chico.

— Has escuchado eso que dicen, "calladito te vez más bonito" - susurro contra sus labios causando un escalofrío en el - bueno en vos no aplica.

Se separó de Ochoa comenzando a acariciar su rostro y su cabello consintiendo al chico y haciéndole mimos tan dulces como un algodón de azúcar.

— Me gusta más cuando hablas y hablas, me parece preciosa tu voz, que es mi droga - beso con amor los labios del mexicano que se dejaba hacer sin poner resistencia.

— Me gustas Guillermo - si memo ya era un tomate ahora estaba peor.

Este no respondió de inmediato estaba en silencio procesando todo lo que salió de la boca del argentino, luego de un rato lo volteo a ver, notando cómo este estaba ya en el mundo de los sueños.

Nervioso se tapo con las cobijas protegiéndose del frío y abrazo a Messi acurrucándose en su pecho.

— También me estás empezando a gustar - se trabó un poco en su palabras.

Indeciso se acomodo para quedar a la altura del rostro del argentino que lo abrazaba con fuerza, miro sus labios anhelante y sonrió para dejar un casto beso, miro su rostro relajado y sonrió.

— Descansa Lío, Mi Lio.

Dicho eso se volvió a acomodar y cayó dormido en pocos minutos, ambos se protegían mutuamente del frío con ese cálido abrazo.

En aquella casa ya silenciosa descansaban ambos amantes que anhelantes se profesaron su amor pero solo uno era conciente de que ambos sentían lo mismo.

Pero ninguno pensó que pasaría al día siguiente...

• Siguiente Capítulo: Amanecer junto al ser amado

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Siguiente Capítulo: Amanecer junto al ser amado.
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• Fleurs pour mon amour • -Messichoa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora