"¿Qué? ¿Por qué está lleno?"
Por supuesto, era sólo uno de los diez pimientos y solo estaba medio lleno, pero era extraño que estuviera algo lleno.
"¿No me digas que es porqué Jian está en la habitación...?"
Era tan poderoso que se puso duro solo por estar en el mismo espacio, se notaba que era un personaje objetivo.
—Me voy ahora que he confirmado que estás despierta.
Curtis, mirando mi cara de asombro, abrió la boca con una cara bonita que le quedaba bien con esa expresión aterradoramente fría.
—Es mi último deber ver cómo recobras el sentido, Edith Abina.
Era una voz que goteaba un frío que raramente se sentiría incluso en una ventana helada. Asentí apresuradamente, temiendo recibir otra extraña opción si intentaba responder a su pregunta.
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—¿Estás bien, Curtis?
Curtis, que miraba hacía abajo donde podía sentir un sutil calor, levantó la cabeza cuando escuchó una voz amable.
—No tienes buen aspecto.
El rostro blanco de Jian, que examinaba fijamente su tez, estaba manchado de ansiedad. Curtis asintió lentamente, viéndola tratando de cuidar a los demás antes que a su propia seguridad, a pesar de que de repente se cayera a este mundo.
—No pasa nada.
—Es un alivio. Que Dios te bendiga, Curtis*.
(Emm, voy a dejar el Sr. Curtis porque no es preciso, mientras habla Jian usa el -nim que es de respeto pero no tiene traducción real, así que nada, imagínense que está hablando en formal.)
Jian, que sonreía levemente con la boca levantada, era como una 'santa', lo suficiente como para creer que había salido del templo y no de este mundo.
Una persona que asume la responsabilidad de su misión y da lo mejor de sí misma.
Jian, una 'santa' que cayó de otro mundo, se acercaba al tipo ideal con el que Curtis había soñado. A Curtis también le gustaban los ojos redondos, la nariz delicada aunque no afilada y los rasgos finos.
"Sí. Como era de esperar, esta sensación es sólo una ilusión mía."
Sacudió ligeramente la cabeza, siguiendo a Jian, que iba delante dando un paseo por el jardín.
Sin embargo, una imagen permaneció imborrable como una mancha blanca en su cabeza. Era el rostro de Edith, que le suplicaba que la abrazara, diciendo que tenía frío.
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—Ay, señorita, ¿qué diablos le pasa desde la semana pasada?
—¿Lo preguntas porque no lo sabes? Es porque no me gusta cómo lo estáis haciendo.
—¡Limpiaremos más duro! Si haces esto, ¡es demasiado problemático!
—Llora más. Vale la pena ver a niñas feas como tú cuando lloran.
—¡Oh, mi señorita!
Al final, una criada rompió a llorar.
Limpie la polvorienta ventana, haciendo la vista gorda a las avergonzadas criadas. Entonces me vino a la mente el mensaje que vi ayer.
<ADVERTENCIA> 'Lavar las ventanas en lugar de la criada' es una acción fuera del comportamiento del personaje de 'Edith Abina'.
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Una santa falsa en un juego de harén inverso (+19)
RomancePor y para fans. Sinopsis dentro. NO ES MTL.