Clic, clic, clic.
Al no recibir respuesta del interior, Jian empezó a girar el picaporte. Miré el traqueteo de la puerta y temblé.
"¿No se romperá esa puerta porque es vieja?"
¿Qué debo hacer si la abre y entra? ¿Debo patearla y salir corriendo? En cuanto lo pienso, Jian vuelve a abrir la boca.
—¡Señorita, señorita Abina...!
¡Bang bang!
Me asustó su acto de llamar a la puerta gritando en todo momento mi nombre. Ni siquiera es Misery, ¿qué está haciendo?
(Misery es una novela de terror de Stephen King)
No tuve más remedio que abrir la puerta sin desbloquearla del todo y asomar la cabeza. Ni siquiera quería que los demás supieran que estaba aquí, que incluso me identificaban a nombre de Lirina Abina.
—... ¿Qué te trae por aquí, Santa?
—¡Señorita! Me alegro de que esté bien.
Jian sonríe alegremente después de ver mi cara nerviosa. Asomó su rostro inocente por el hueco de la puerta y abrió la boca.
—¿Puedes abrirme la puerta?
¿Por qué estás tan obsesionada con la puerta?
Sacudo la cabeza con firmeza mientras miro su cara, bloqueada por la puerta y apretada de forma un poco grotesca.
—No quiero. Si tienes algo que decir, házlo fuera de la puerta.
—Bueno, antes que nada, quiero disculparme con la señorita. No importa lo preocupada que estuviera, fue mi error revelar arbitrariamente la identidad de la señorita a ese hombre. Lo siento.
No sé si a la intencionalidad se le puede llamar error, pero escuché las palabras de Jian con un oído y las ignoré.
—Sí, acepto tus disculpas. Ahora vete.
Asiento bruscamente y empujo la puerta para cerrarla, entonces Jian mete la mano en el hueco de la puerta y grita presa del pánico.
—¡Espera un momento!
Hablé con dureza, sin aflojar la fuerza con la que empujaba la puerta.
—Saca las manos o te harás daño.
—¡¿No quieres informar del Marqués?!
Jian grita mientras bloquea la puerta para que no se cierre con sus largos brazos, como si fuera una araña, sin parecer sentir dolor.
—¡Sé las cosas sucias que le hizo a Edith! ¡Te ayudaré a denunciarlo en el Gran Templo!
Frunzo el ceño ante los apresurados comentarios de Jian.
—¿Cómo sabe Jian que el Marqués intentó hacerme algo malo?
—Cur, Curtis me lo dijo.
No pude decir nada. Su boca es tan ligera que vuela mucho.
Sonreí, recordando el rostro insensible de Curtis.
—Yo mismo me encargaré del Marqués. No necesito tu ayuda, Santa. Así que déjame en paz.
Jian se muerde los labios nerviosamente ante mis palabras burlonas.
—No puedo dejar sola a Edith.
—¿Por qué?
—Soy una santa. Es mi deber ayudar a los necesitados.
Me sorprendió la excusa de Jian y me encogí de hombros.
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Una santa falsa en un juego de harén inverso (+19)
RomancePor y para fans. Sinopsis dentro. NO ES MTL.