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—¿Soy yo una mujer cualquiera?

Me sentí ofendida por la actitud severa de Ares y dejé caer mis hombros.

—Me arrastraste hasta el hotel y me viste desnuda.

Estaba tan borracha entonces que no recordaba nada, pero de todos modos estaba en la habitación del hotel llevando sólo un slip. Cuando señale el hecho, la cara de Ares, que estaba seria, empezó a colorearse de vergüenza.

—¿Dijiste que te gustaba entonces, pero ahora me tiras porque no te intereso?

Los empleados, que guardaron silencio ante mis palabras y solo estaban puliendo los vasos hasta que brillaran, comienzan a hablar uno por uno.

—Vaya, nuestro jefe es una mierda de perro...

—¿No conocía sólo a chicas parecidas a él? Esa señorita parece inocente a primera vista.

—Estoy diciendo que no lo cubriré más. Como se esperaba de nuestro jefe, el rey de la basura.

—Susurros, susurros. Muchos susurros*.

(Realmente debería estar puesto como una onomatopeya, pero sale como diálogo así que)

El personal no dejó de susurrar incluso cuando el rostro de Ares se endureció, preguntándose si el nivel de bienestar de la Casa Roja era muy malo o simplemente demasiado bueno.

"¿Por qué me miras a mí cuando son los empleados los que se están maldiciéndote?"

Cuando señalé mis labios con rabia*, Ares, que se tocaba la cara con una mano, tiró de mi brazo.

(De que no está diciendo ella nada.)

—Sal un momento.

—Definitivamente soy una invitada. Pagué la entrada y entré.

Parecía querer echarme, así que me apresuré a sacudir el billete de entrada a la Casa, pero ahora me sujetaba como si le diera pereza explicarme.

—¡Ay!

Cuando Ares de repente se mueve para levantarme como si fuera una muñeca, agarro su camisa y escucho vítores entusiastas del personal del bar detrás de mí.

—¡Oh, señorita! ¡Parece que por fin el jefe se rindió!

—¡Ánimo, señorita!

Ares apretó los dientes y, por la sangre que le subía al cuello, pude adivinar que los empleados pronto serían despedidos.

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El lugar donde Ares me dejó fue el espacio para el personal conectado al segundo piso de la casa. Entre ellos, el suelo de mármol bien pulido parecía muy caro, como si fuera un lugar solo de paso.

¿Cuánto cuesta todo esto?

Me distrajo la escultura del águila real que adornaba la pared.

Puse los ojos en blanco al pensar que podría comprar a Lucas si arrancaba todo esto y lo vendía, pero Ares,con solo un pie apoyado, me habló.

—Señorita, ¿cuál es su verdadero propósito?

—¿Mm?

—¿Por qué me sigues? ¿Necesitas dinero?

Frunzo el ceño ante la pregunta de Ares.

"No, ¿acaso parezco una mendiga así?"

¿Por qué sigue preguntando la gente de aquí y de allá si necesito dinero?

Por supuesto que lo necesitaba, pero quería algo más de Ares.

—Mi propósito es acostarme con Ares.

Una santa falsa en un juego de harén inverso (+19)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora