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<ADVERTENCIA> El 'Hombre Inocente' Baleares Toledo empieza a dudar de lo que piensa 'la maquinadora' Edith Abina.

<ADVERTENCIA> Muestra una fuerte resistencia al sexo sin amor. Las posibilidades de fracaso en la ruta mujer intrigante + hombre ingenuo aumentan.

¿Me he precipitado? Fruncí los labios ante el mensaje de advertencia que parpadeaba violentamente.

Por mucho que la palabra clave sea inocente, es un macho adulto. Finalmente, Baleares giró la cabeza nerviosamente al darse cuenta de lo que estaba pensando.

—¿Estás haciendo esto a propósito?

Su voz, que era grave pero tenía una sensación suave como café con leche, se volvió más profunda y llena de dudas. Incliné la cabeza, mis ojos brillaban inocentemente, como si no supiera nada.

—¿Qué? ¿Qué pasa?

—¿Qué ha sido ese sonido de hace un momento?

—Oh, supongo que gemí sin darme cuenta porque me resultaba difícil aguantar el dolor.

Para aclarar el malentendido de Ares -que no fue el caso- gemí con una tono diferente a la anterior.

—... Ja, soy yo otra vez.

Ares, engañado por mi excusa, comienza a moverse de nuevo, con la nuca ruborizada como si estuviera avergonzado.

—¿Alguna vez has hecho ejercicio o algo así antes?

Venía de una familia ducal, y la familia Toledo en el sur era famosa por producir tantos caballeros como los Caballero en el norte, por lo que, por supuesto, también habría empuñado una espada. Sin embargo, seguí hablando, fingiendo no notar nada sobre sus orígenes.

—Tus hombros están muy rígidos.

A diferencia de antes, toqué a Baleares en el hombro con un toque más ligero y refrescante, y él respondió vacilante.

—No, no lo hice.

Su voz era mucho más relajada que antes. Moví mi mano sin dudarlo, pensando que había disipado sus sospechas.

—Entonces, ¿cómo puede estar tu cuerpo tan duro? Tienes los hombros duros, la espalda dura.

Ahí también. ¿Eh?

No puedo comer el pastel de arroz, así que vamos a frotarlo...

(Se refiere a tocarlo de forma sexual o follarlo.)

A Baleares le costó que fingiera no tener ningún interés propio y acariciara la parte superior de su cuerpo, pero al final no pudo detenerme. Fue sólo cuando me acerqué a la entrada de la mansión que se aclaró un poco la garganta.

—Señorita, si usted toca a una persona en cualquier lugar así... La gente lo malinterpretara, aunque para usted no signifique mucho.

—Oh, lo siento. Te he ofendido.

Rápidamente me disculpé ante palabras y levanté ambas manos en el aire.

—No, no es eso...

No fui yo quien interrumpió a Baleares, que intentaba explicar con cuidado.

—Edith.

Sólo de oírlo se me pone la piel de gallina. La voz tan clara como el cielo invernal era claramente la de Curtis.

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Curtis Caballero nunca esperó que Edith Abina le fuera fiel. Para ser sincero, nunca lo busco. Curtis juzgó que él y ella no tenían esa relación.

Una santa falsa en un juego de harén inverso (+19)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora