Capítulo 3

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"Bienvenida a Desembarco del Rey, lady Rhaena," saluda la reina viuda cortésmente

Rhaena aparta la mirada del estoico príncipe y se aclara la garganta para poder responder, "Gracias, majestad."

"Confío en que haya tenido un buen viaje"

"Así fue," asiente, "Aunque admito que fue uno muy largo y que estoy feliz de finalmente estar en el hogar de mis antepasados y de ser recibida por tan honorable compañía"

Las palabras salen con más facilidad de la que espera, cortesías vacías que ha practicado toda su vida y que parecen causar una buena impresión en la reina, quien la observa con sorpresa al inicio, pero quien finalmente le ofrece una sonrisa.

"Estábamos ansiosos por recibirla"

A su lado, Aemond suelta una risita burlona y Rhaena no puede evitar mirar en su dirección, aunque él tiene su mirada fija en algún punto del vacío patio.

"Este es mi hijo, el príncipe Aemond," sigue la reina, su postura tensa mientras observa al hombre, sus labios fruncidos en una mueca que parece denotar un repentino nerviosismo.

A la mención de su nombre, Aemond ladea el rostro y su ojo vuelve a encontrarse con el de Rhaena. Por un instante, un breve instante que la llena de terror, le da la impresión de que él va a acercarse y decir algo, pero al final simplemente se limita a darle la más mínima de las inclinaciones con la cabeza y vuelve a centrar su mirada en el patio vacío. Rhaena suspira, aliviada, y escucha a Alicent suspirar también, aunque en su caso parece ser más de frustración.

"¡Madre!"

La interrupción de Daeron la salva de tener que dirigirse a Aemond. El joven príncipe, indiferente al tenso momento compartido, se acerca a Alicent y deposita un beso en su frente antes de pararse a su lado.

"Mi hijo," la mujer le sonríe con evidente cariño, "Gracias por traer con bien a lady Rhaena"

"Mi madre se alivia cada vez que vuelvo a tierra tras montar en Tessarion," comenta Daeron con diversión, mirando a su prima, "¿Te estás sintiendo mejor?"

"¿Estás enferma?" pregunta Alicent, observando su expresión

"Solo me sentí un poco mareada por el viaje," se apresura a responder Rhaena, negando con la cabeza, "No estoy tan acostumbrada como mi primo a montar en dragón"

"Probablemente sea hambre," Daeron dice encogiéndose de hombros, "Han pasado muchas horas desde que probamos comida"

"Sí, claro," Alicent asiente, "Es bastante tarde, lo mejor será que cenemos."

"Si me permiten," Rhaena hace una pequeña reverencia y vuelve hacia el carruaje, abriendo la puerta y extendiendo el brazo hacia Alba, quien hábilmente sube hasta enrollarse alrededor de sus hombros.

La joven regresa hacia sus invitados y reprime una sonrisa ante la atónita mirada de la reina viuda, quien retrocede un par de pasos, claramente evitando acercarse demasiado a su dragona.

"Esta es Alba," dice con voz afectuosa

"Yo no... no estaba enterada que su dragona..."

La reina claramente no sabe cómo seguir. Alba ruge en su dirección, un rugido apenas juguetón, pero que consigue que la mujer cierre los ojos por un instante. El sonido parece llamar la atención de Aemond, quien esta vez centra su mirada tanto a la criatura como a su jinete, observando fijamente la proximidad de ambas con algo que parece ser una mezcla de curiosidad y desaprobación.

Resentimiento - [Aemond x Rhaena]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora