"Fue durante aquella oscuridad cuando aparecieron por primera vez los Otros. Eran cosas frías, cosas muertas, que aborrecían el hierro y el fuego y la luz del sol, y a toda criatura con sangre caliente en las venas. Arrasaron aldeas, ciudades y reinos, derrotaron a héroes y ejércitos. Eran innumerables, siempre a lomos de caballos blancuzcos y muertos, al frente de huestes de cadáveres. Ni todas las espadas de los hombres pudieron detener su avance, ni las doncellas ni los bebés de pecho despertaron su compasión. Dieron caza a las muchachas por los bosques helados y alimentaron a sus sirvientes muertos con la carne de los niños humanos.
El repentino sonido de la puerta cerrándose le hace soltar un gritito y cerrar el libro. Con el corazón latiendo con fuerza en el pecho, Rhaena dirige su mirada hacia el otro extremo de su habitación.
"¡Rhaena! ¿Por qué sigues en cama?" la voz de Marianne está llena de impaciencia. La dama frunce el entrecejo cuando llega cerca de su amiga y observa su expresión cansada y ojerosa, "¿Estás enferma?"
"Estaba leyendo," niega Rhaena con la cabeza
"¿Pasaste toda la noche leyendo?" pregunta asombrada
"No toda la noche," Rhaena se ruboriza, "Dormí algunas horas"
Marianne suspira y cierra los ojos unos instantes. "Es un día importante, deberías haberte arreglado ya"
"Seguramente aún tenemos algunas horas antes de que deba..."
"No, no más lectura por hoy," Marianne rodea la cama hasta llegar a donde su amiga ha dejado el libro, tomándolo rápidamente entre sus manos al adivinar sus intenciones de continuar con su pasatiempo favorito, "Honestamente ¿qué tan interesante puede ser esto? Ficción aburrida sobre el Norte"
"¡En lo absoluto!" Rhaena se apresura a decir, "Es bastante atrapante, en realidad, el leer sobre el terrible invierno que se cernió sobre todo el continente. ¿Sabías que los Otros montaban arañas del tamaño de caballos? Eran la mismísima muerte"
"Basta, no tengo deseos de cuentos de terror," Marianne se estremece
"Oh vamos, Marianne, déjame contarte sobre lo que leí, ¿con quién si no voy a compartir toda esta nueva información?"
"Con el príncipe Aemond, claro está," Marianne coloca el libro sobre una de las mesas, "Ya que tan amablemente te prestó el libro, bien podría escuchar tus opiniones sobre el mismo"
Rhaena suspira y su mirada se desvía una vez más hacia la gastada portada del libro. ¿Será que su primo disfrutó tanto como ella de las historias? ¿Era por eso que el libro parecía tan envejecido? ¿O era solo otra copia ya gastada por el pasar de los años?
"¿No quieres tú saber más sobre el invierno?"
"Lo único que sé del invierno es que es frío, malo para las cosechas y el comercio. Y que afortunadamente no está aún sobre nosotros," Marianne se acerca hasta la cama, retira las cobijas del cuerpo de Rhaena y extiende su mano hacia ella, "De lo contrario, los mercaderes de Lys no habrían podido traer esto"
La dama le muestra a Rhaena un par de botellitas de vidrio.
"¿Qué son?" pregunta, curiosa, examinando el contenido
"Polvos para el rostro y los labios," responde con una sonrisa
La sonrisa de Rhaena se amplía también mientras sale de la cama.
"Luces preciosa hoy, por cierto," dice tras fijarse realmente en la apariencia de su amiga, quien está usando un vestido amarillo, casi ocre, con delicados detalles de conchas marinas, el emblema de su casa, que acentúa su delicada figura. Su cabello, suelto en suaves ondas cae hasta su espalda, enmarcando su rostro en forma de corazón. "¿Buscando impresionar a alguien?"
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Resentimiento - [Aemond x Rhaena]
FanfictionÉl es la causa de su sufrimiento. Él tomó su dragón, su prometido y a su padre. Ahora tomará también su futuro cuando sea forzada a casarse con él. Con tanta historia y mala sangre entre Rhaena y Aemond, su unión tiene todo para fracasar, excepto qu...