Capítulo 13

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Vuelve a soñar con aquella noche en Marcaderiva.

Con el sonido de la hoja del cuchillo rasgando la carne.

Con la sangre borboteando y cayendo al suelo.

Con el grito de dolor del joven Aemond.

Aemond.

Cuando por fin abre los ojos, enredada entre las sábanas y empapada en sudor, es el nombre del príncipe el que todavía susurra.

Alba gruñe desde el otro lado de la habitación, claramente sintiendo su malestar.

"Está bien, no pasa nada," dice en voz baja. La dragona vuela hasta llegar al lado de su cama, acurrucándose a su lado, calmando su agitado corazón con su cálida piel y lentamente desvaneciendo los recuerdos de hace años evocados en su pesadilla.

Rhaena se pone de pie y ordena salir a las criadas que aparecen un rato después, queriendo arreglarse sola esa mañana.

"Solo preparen el baño y retírense. El agua tan caliente como puedan conseguirla"

"Como guste, lady Rhaena"

Cuando por fin está sola entra en la bañera y se deleita en la cálida agua, cerrando los ojos e intentando despejar su mente. Intentando no pensar en absolutamente nada. Definitivamente no en aquella noche del funeral de su madre y mucho menos en Aemond.

Si no hubieras caído en su provocación e intentado empujarlo tal vez él conservaría aún su ojo.

El pensamiento la paraliza por un instante.

No. No. No piensa sentirse culpable por esa pelea. No había sido su culpa, no podía culparse por aquella noche.

Tu fuiste quien inició la confrontación. Si hubieras sido más valiente como te dijo...

Rhaena corta esa línea de pensamiento y sale de la bañera, apresurándose en secar su cuerpo y vestirse con uno de sus atuendos más cómodos que solía usar en el Valle. Alba vuela hasta sus hombros cuando la chica se dirige hacia la puerta, dispuesta a dar un paseo calmar su todavía ansioso estado.

No es tan temprano en la mañana, pero son pocos los cortesanos que han despertado ya, la mayoría seguramente todavía en cama tras los excesos de la noche anterior. Rhaena agradece no encontrarse con caras conocidas, prefiriendo pasar un tiempo a solas.

Sus pies la guían hacia el bosque de dioses del castillo, que luce desierto como siempre, los dioses de los árboles corazón observándola mientras se sienta en las raíces de uno de ellos.

"Estás cada vez más grande y pesada," dice a la dragona, que vuela a su alrededor, olisqueando el aire, "Pronto tendré que llevarte al Pozo Dragón," suspira y extiende su mano, llamando a Alba, quien se acerca y permite que acaricie sus escamas rosadas. Rhaena baja la voz hasta que se convierte casi en un susurro, "No le digas a nadie, pero nuestro primo tiene razón. Estarás mejor atendida con los guardianes de dragones que conmigo."

La dragona gruñe, pero Rhaena deja de prestarle atención cuando las puertas se abren para dar paso a ser Criston Cole. Asombrada, la joven observa al caballero acercarse con reticencia, sus ojos observando atentamente a Alba, quien vuelve a tomar su lugar en sus hombros.

"Lord comandante"

"Lady Rhaena," el hombre inclina la cabeza, "La reina viuda me pidió entregarle esto personalmente."

El hombre extiende un pequeño baúl en su dirección. Rhaena se pone de pie y lo toma, abriéndolo de inmediato y encontrando en su interior preciosos tejidos de lino blanco.

Resentimiento - [Aemond x Rhaena]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora