Capítulo 4

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Mierda.

Mierda.

Mierda.

¿Qué demonios le había pasado?

¿Por qué había tenido que responder al matasangre de aquella manera?

¿Por qué no había podido contener su temperamento?

Rhaena no deja de reproducir su breve conversación mientras camina a zancadas apresuradas con Marianne todavía del brazo, arrastrándola fuera de los jardines y volteando la cabeza de vez en cuando para cerciorarse que él no las esté siguiendo.

"¿Debería llamar al maestre?"

La pregunta de su dama de compañía la aleja de sus pensamientos. Rhaena la mira con el ceño fruncido, "¿Al maestre? No ¿por qué?"

"¿Porque parece que estás a punto de desmayarte?" responde, una expresión de clara preocupación en sus ojos color miel.

Rhaena detiene su avance y abre la boca para responder, pero la cierra inmediatamente, prefiriendo solo negar con la cabeza.

"Estoy bien, solo estaba..."

"¿Asustada?" propone Marianne, "Yo también lo estaría. El príncipe Aemond es intimidante. Juro por los Dioses que yo sí me desmayaría si tuviera su atención. Creo que ni siquiera he cruzado palabra con él en estos casi tres años desde que llegué a la Fortaleza, hasta hace un momento claro, cuando tuve que romper toda esa tensión entre ustedes"

Rhaena decide hacer caso omiso de esa última parte, "¿Nunca habías hablado con él?"

"No, no realmente. Dudo siquiera que sepa mi nombre," responde sin darle demasiada importancia y añade, ante la mirada asombrada de Rhaena, "No socializa con nadie. Bueno, solo su familia y los miembros del consejo. De todas formas, así lo prefiero. El príncipe me aterra"

Rhaena no puede negar eso último.

"¿De verdad nos espera lady Redwyne? No recuerdo que nos haya invitado a tomar el té esta tarde"

"No, no, solo lo dije para cortar la conversación con mi prometido"

Marianne suelta una risita y está a punto de comentar algo cuando abruptamente su expresión cambia, sus mejillas tornándose de un profundo color rosa. Rhaena sigue la dirección de su mirada hasta la alta figura de su primo Daeron, quien avanza por el corredor junto al Septón Supremo, una expresión de cortés interés en su rostro que da paso a una sonrisa cuando pasa junto a ellas, saludándolas con un asentimiento de cabeza, pero sin detenerse. Rhaena observa a Marianne seguir con sus ojos al príncipe hasta que este desaparece al doblar a la derecha en otro pasillo.

Marianne se sonroja aún más cuando vuelve a mirar a Rhaena, quien la observa con las cejas levantadas e intentando contener una sonrisa. "¿Qué decías?"

Rhaena niega con la cabeza, "Nada, nada en absoluto"

"Lo siento, yo..."

Su dama claramente se siente azorada, así que Rhaena la interrumpe y vuelve a tomarla del brazo, "Vamos, mis pertenencias finalmente llegaron del Valle y quisiera tu ayuda para acomodar todo"

"Sí, sí, claro," asiente Marianne con vehemencia, claramente aliviada por el cambio de tema.

Rhaena guía el camino, complacida de finalmente poder caminar por la Fortaleza sin perderse. Cuando ingresan en sus habitaciones, se fijan en dos grandes baúles colocados cerca de la cama.

"¿Esto es todo?"

"Sí, supongo que sí," responde Rhaena mientras abre uno de los baúles y sonríe al observar sus libros, pinturas y otros objetos decorativos que adornaban su antigua habitación.

Resentimiento - [Aemond x Rhaena]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora