Hora de la muerte.

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3:00 a.m

Es mi hora de la muerte.

Hora de dejar atrás a esa niña tan alocada, dulce y sentimental y dejar fluir a la poeta resentida por la vida.

Nadie me conoce; solo Aslin y eso es porque vivo escondida en lo más interno de sus paredes. Soy la parte que le duele, la parte que sufre, la parte que está demente y que no la deja dormir porque soy todo lo que ella ama y anhela... Libertad.

Y digo que esta es mi hora de la muerte porque a las tres de la mañana me deja la vida y me invade la poesía. Es muy curioso que esa palabra rime mucho con poseía. Debe ser porque al igual que un alma en pena la poesía necesita un cuerpo por donde vivir y expresarse.

Escribir por mis manos,
mirar por mis ojos,
pensar por mi mente,
sentir por mi pecho.
Colarse por el interior de mis venas para hacer de mi sangre tinta cuando ya no me sirva el plumero.

Jamás sabré por qué a estas horas y tampoco me importa mucho con tal de que nunca me falte, sus palabras sin sonidos me susurran sueños y pesadillas que puedo convertir en prosas, en versos, en rimas... me da la posibilidad de contar lo que me cuenta de la manera más dulce y tortuosa que existe.

Ella me habla
siempre a las tres de la mañana
y no puedo simplemente ignorarla y quedarme callada
tengo escribir lo que me dice

por algo me despierta.

3:00 a.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora