Gato de Schrödinger

2 1 0
                                    

Las preguntas abarrotadas en mi mente son producto de un sin fin de cuestionamientos inéditos ocasionados por la confusión
ya que no logro descifrar lo que me atormenta y, a la vez, preguntándome si de verdad me atormenta o... solo es una simple pregunta a la que le exijo una respuesta que verdaderamente no quiero ni necesito.

No sé si me explico.

Es como... el gato de Schrödinger.

Una superposición de mecánica cuántica, un simple juego mental en la que solo hay dos opciones totalmente remotas, únicas, (hasta que sea observado o expuesto ante unos ojos) de las que no sabrás nunca. Encerrar a un gato con un veneno que solo puede o no matarlo, pero al final nunca sabrás qué pasó porque jamás abrirás la caja, y que la mecánica cuántica dice que mientras nadie mire en el interior de la caja el gato se encuentra en una superposición de solo dos estados: vivo y muerto, o vivo o muerto.

Y yo quiero (y a la vez no) la respuesta. Yo quiero (y a la vez no) saber.

Las miles de millones de incógnitas en mi cabeza se implantaron sin pudor o descendía alguna, ocasionando que mi cerebro se convirtiera en una pierna que choca ansiosamente contra el suelo de mi cabeza, al saber de manera involuntaria que (sin yo pretenderlo) había practicado la teoría el gato de Schrödinger contigo.

Ya que te dije que te amaba en una cajita donde puse, en papel desgastado y colores baratos, pedazos de mí en dibujos, cartas y poemas, dónde las letras de las canciones que escuchaba pensando en tí descansaban tangibles en aquellas cartulinas. Sin yo saberlo te las dejé y huí a la expectativa, y justo ahora que las comparo con esta teoría me doy cuenta.

El gato eres tú.
La cajita es el veneno.
Y la cuestión de que
si está vivo o no...
es lo que sentiste en el momento de abrirla.
En sí me correspondiste...
o solo fue un par de papeles viejos
que no aportaban nada a tu vida.

Y las malditas preguntas, vienen y me carcomen cada día desde que empezó el mes de diciembre.

¿Y... si el gato estaba vivo?
¿Y... si el gato estaba muerto?
¿Y... si el gato nunca existió?
¿Y... si nunca hubo un veneno?

...

¿Y... si de verdad me amó?
¿Y... si nunca lo hizo?

...

¡ALGUIEN QUE ME ABSTENGA DE ABRIR LA MALDITA CAJA!

3:00 a.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora