El cabello de mis sueños es con el que nací.
Son rizos. Rizos sueltos, alocados, sin definición ni régimen o contextura. No le gusta seguir estereotipos ya que siempre tiene una infinita guerra con el peine... y el peine siempre termina perdiendo.
Mi cabello no cae cual cascada, guinda de mi cráneo cuales lianas onduladas imposibilitando ver el bosque de mi cabeza. Su volumen hace de ver que tengo una carita tierna resaltando mi rostro comparando siempre su complexión con el de un león.
3b. Ese es su número. Pero el se niega a ser enumerado como paciente en espera y mucho menos como el tipo de cabello que con verlo ya sabes "qué número es".
¡No me conocen! Siempre me grita. Porque a él si se le da la gana puede convertirse en un 4a, 2c, incluso 1a. Podría hasta crear el 3d si se lo propone.
Detesta que lo toquen o que lo alaben mucho. Sabe distinguir la fascinación de la envida. Suele decir que: cuando uno está mejor que nunca el brillo le aumenta en el cabello y a la envidia le gusta estar tocando.
Rebota cuando buscas de estirarlo y cuando lo mueves se hace ver como miles de resortes en una fiesta interminable.
Mi cabello es la herencia más hermosa que adquirí de mis dos razas.
Oh, y adora que recalque sobre su raza africana. Parte de él viene de este origen, por eso le encanta que lo decore con trenzas, trazando mapas y caminos, enviando mensajes a mis ancestros que no he olvidado sus costumbres haciendo que mis rizos se vean más salvajes una vez que los desate.
Y aunque cometí un grave error al intentar volverlo indio y estirar sus resortes con la plancha, que él lo sentía como ojillas a las venas, siempre se resistió y mantuvo sus raíces para poder cortar lo que dañe y empezar a amarlo desde cero.
Ahora, las personas pueden hablar y decir que me vería mejor con el cabello lacio, que ando despeinada, que estire mis rizos, que no me queda, que los corte, los peine, y blah, blah, blah.
Pero yo sé que en el fondo
a ellos les queda grande ver un cabello como el mío.
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3:00 a.m
PoetryLa poesía es un alma en pena que me posee al cubrir mis ojos con sus manos blancas haciendo de las mías su marioneta personal. Sintiendo por mis dedos la contextura del plumero. Olerlo. Entenderlo. Hablarle. Rezarle. Seducirle. Todo para que él cob...