Te siento.

5 3 0
                                    

Aún siento tu presencia a pesar que desde hace siete años moriste.

Esa tarde de julio la tengo impregnada en el cerebro como mi peor trauma cinematográfico.

Llámame loca, pero sigo escuchando el sonido de tus botas desgastadas rechinar contra el piso pulido que mi abuela siempre mantenía.

A través del espejo me aparece el reflejo de tu camisa, esa gris de líneas rojas y negras que siempre usabas y que ahora atesoro yo como el único pedacito de ti que me dejaste, parte del recuerdo.

Cuando el silencio reina en la casa, se oye tu voz, como si las paredes la tuvieran archivadas y solo la libera para recordarme lo que siempre me decías; "cuídate", "come bien", "estudia", "prepárate".

A mí no me engañas ¡sé que sí eres tu! Y yo tachándome de loca. Aunque no te vea te siento, como cuando llegabas a la casa a las nueve de la noche y yo a esas horas se suponía que debía de estar dormida, pero tú presencia siempre hacia eco en mi cabeza y tenía que levantarme solo para abrazarte y pedirte la bendición.

Me sorprende que todavía sigas caminando por estos lados, ya te hacia en el cielo, atosigando a Dios con tus preguntas y tus ideas para proteger a tu familia, pero estas aquí, entre las paredes de la casa apareciéndote solo para cuidarme.

Tío, descansa tranquilo que todo lo que me dijiste no se me olvida. Seguiré tus concejos hasta donde me alcance la vida y estaré feliz de encontrarme contigo después de que muera y decirte: lo logré.

Y si lo que te preocupa es que me olvidé de ti,
nunca lo haré
yo siempre voy a saber que estas conmigo
porque siempre te voy a sentir
en el suelo,
en los árboles,
en el camino,
en las rosas,
en el sol,
en el viento,
en mi vida
y en tu recuerdo...

3:00 a.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora