Musa

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Madrugada, musa de mi inspiración, puesta en altas horas de la mañana o en bajas horas de la noche.

Siempre me despierta a las tres de la mañana para susurrarme un poema al oído el cual puedo ponerle rostro y parafrasearlo a mi antojo.

El silencio de su presencia es un aludido sonoro, como un bullicio turbio para motivarme a ganar la batalla entre el sueño y la inconsciencia y seguir escribiendo poemas que me priva de dormir.

Se toma un café con leche conmigo y me platica de lo aburrida que puede ser, con su silencio y frío, pero que aún así es musa de muchos poetas como yo que la adoran por lo que ella se describe aburrida.

Madrugada, musa de mi inspiración, despiertame siempre para ahogarme en tu calma. Calientame en tu aire frío. Susurrame la piel. Vuelve indestructible mi alma.

3:00 a.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora