Incógnitas.

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De repente te encuentras allí
llorando en plena madrugada,
cansada de todo y de nada,
preguntándote porqué llegaste a ese extremo
si hace unos simple segundos eran las
nueve y
estabas intentando dormir,
pero de dar tantas vueltas en
la cama
y ver tantas veces la hora
de la frustración se te salieron las lágrimas
que en realidad
no eran de frustración
y vuelves a preguntarte
¿por qué lloras?
y no sabes
y no saber te lleva a llorar más
hasta que de repente
cesa tu llanto
y estás sentada en plena
penumbra espesa
con lágrimas suspendidas
en los ojos,
pero ya no sientes tristeza,
o frustración, o desespero.
Te vuelves totalmente autónoma
no sientes nada por un segundo
quedándote mirando un punto fijo en la propia nada
y te preguntas
¿por qué?
si hace un rato estabas mal
llorando por no poder dormir,
llorando por llorar
y de la nada
cómo si hubiesen tocado un botón dentro de tu cabeza
te volviste totalmente imperturbable
cómo si no te afectara
en absoluto
lo que antes quería sacar
a punta de gritos y llanto
y vuelves a la pregunta
¿Por qué?
Así es la cosa con esto del insomnio
te hace cuestionarte la vida entera
y justo cuando crees que tienes la respuesta
cambia la pregunta
con la misma incógnita.

¿Por qué?

3:00 a.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora