No entres en mi carne

3 4 0
                                    

No sé quién te dio el permiso de entrar a mi cuerpo sin mi consentimiento.

¿Quién te crees que eres para hacer tal atrocidad?

Es mi piel, el que entres a ella sin mi permiso se siente como si estuvieras cercenado mis puertas con el cactus más pinchoso.

Tus manos dejan de ser manos, tus dedos se convierten en un lanzallamas y un cuchillo de doble filo, desgarrando mi cuerpo y dejando quemaduras de tercer grado.

Mi voluntad a sido violada por ti, por tus aires de supremo, de querer ser un Dios pagano arrancándome la inocencia con tu mente tan misogina de creer que la vida de una mujer debe girar entorno a complacer tus asquerosos deseos carnales.

No soy feminista, ni nada que se le parezca. Solo soy exigente, porque sé que un mundo libre de violencia no es un lujo, ni un privilegio, tiene que ser un hecho.

Estoy harta de mirar hacia atrás cada que camino por la noche, escuchando pasos que no veo y que mi pobre corazón termine en coma por el miedo que le ocasionas.

Harta de no poder usar lo que quiera porque me tachas de puta y provocativa, tomándome a la fuerza porque sabes que no estás a mi altura para yo fijarme en ti.

Dejas marcas en mi piel que no se ven ni con luces fluorescentes, y aunque me estregue con agresividad al bañarme el jabón no borrará lo sucia que me siento por dentro.

Y eres peor que una bestia porque ni siquiera me matas.

Me dejas con vida para sufrir el daño que me hiciste.

Te lo vuelvo a repetir y estaba vez no como una suplica, si no como una exigencia.

NO-ENTRES-EN-MI-CARNE.

Mi cuerpo es sagrado porque yo vivo en él, y no creas que por el ego de tu polla puedes
hacer de mí lo que se venga en gana.

Porque la vida da muchas vueltas.

Y tal vez un día.

Te devuelvan el favor.

3:00 a.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora