Sociedad.

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-Narra Amelia:

La mañana llego y con ella una visita algo inesperada.

Me encontraba dormida plácidamente con Regina en brazos cuando mi mejor amigo decidió bombear la puerta de mi cuarto vociferando quien sabe que mierda y haciéndonos pegar un terrible susto a la rubia y a mi.

–Se puede saber por qué cara...– se asombra y a la vez se apena por la irrupción innecesaria – mierda, lo siento. Pensé que estabas sola.

Regina solo actúa por instinto y se esconde debajo de las sábanas.

–Se puede saber ¿qué mierda pasa contigo? – digo malhumorada y con ganas de matar al rubio – ¿Como mierda se te ocurre entrar así a mi habitación? ¿No te enseñaron a tocar?

Yo me tapo con la sábanas y chequeo a Regina

–Ehhh – mi mejor amigo no sabe qué decir – creo que es mejor que te espere abajo. Lo siento.
El rubio abandona la habitación y yo me echo de nuevo a la cama entre risas internas.

–Lo siento, la confianza a veces apesta – digo volteando a ver a Regina que se destapa la cabeza riéndose.

–Os lleváis de maravilla ustedes dos, como para que solo sea tu gerente de producción – me reprocha la rubia.

– Es porque no es solamente mi gerente de producción – le respondo sentándome en la cama – es mi mejor amigo y también como un hermano para mi. Creo que es hora de levantarnos.

– Si y voy a necesitar robarte algo de ropa – ella se coloca de pie y camina hacia el baño desnuda meneando la cola de un lado a otro de manera muy sugerente – me voy a dar una ducha... ¿os complace acompañarme?

–Solo porque el rubio nos está esperando abajo y no lo quiero hacer esperar mucho – me excuso a mi misma y me dirijo hacia el baño para acompañar a Regina.

Por un momento pensé que la Ducha sería diferente, pero solo fue un momento para compartir experiencias y hablar sobre las ocurrencias de anoche. Mi cabeza no paraba de atormentarme con la imagen de Hailee mientras estaba con Regina en la cama y eso básicamente mató cualquier posibilidad de repetir la experiencia de anoche  en el baño.

Ambas nos estábamos arreglando. Yo estaba colocándome mis anillos como siempre hasta que siento la mano de Regina pasar por mi cintura, haciéndome voltearme y quedar de frente a ella en un ligero abrazo.

–Disculpad que pregunte, ayer me quedé con la curiosidad y no quería matar el ambiente – ella dirige su mano, específicamente hacia mi cuello. Donde reposaba una cadena que sostenía el anillo de promesa que hacía juego con el de Hailee y lo toma entre sus dedos – ¿qué significa esto?

Yo apoyada al mesón vuelvo a tomar a Regina de la cintura y ella pasa sus brazos sobre mis hombros – Es una promesa que le hice a alguien de protegerla, estoy tratando de cumplirla– sonrío tristemente y le doy un beso en la frente a Regina.

¿Por qué? No sé, solo sé que siento un nivel de simpatía por ella que es algo difícil de definir en este momento. Puede que sea remordimiento, o tal vez me sienta un poco identificada con la bella rubia que tengo enfrente.

– Podéis llegar a ser muy tierna cuando te lo propones – ella sonríe – ¿sois así con todas las chicas que llevas a la cama?

– Ehhh no exactamente – me encojo de hombros – pero si me gusta tratar bien a la gente con la que estoy. No porque sea una cosa de una sola vez significa que te vaya a tratar como a una cualquiera.

–Sois todo lo opuesto a lo que vendes, y gracias, no sabéis lo fácil que me habéis puesto las cosas – ella se separa y va hacia el lavamanos y ahora soy yo la que va detrás y la abraza por detrás – quería hablar justo de eso, pero parece que estamos en la misma página.

Destino InciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora