Condiciones.

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– Narra Amelia:

¿Que me había llevado a estar en frente de la puerta de la habitación de Hailee en hotel? Puesss... hay varias razones

La primera. El bendito vestido que traía puesto, casi se me cae la mandíbula cuando la vi, dios santo como puede ser tan bella y sexy... tenía ganas de sacarla de ese lugar arrastrada si era posible, pero ajá. Tenía un objetivo y me prohibía hacerlo en ese momento.

La segunda razón. Se pasó toda la noche haciéndome ojitos y sonriéndome como si no supiera que eso me vuelve débil, aparte que varias veces hizo presencia su lado celoso que me encanta cuando es moderado y lo disfraza con un pequeño toque de coqueteo... aunque se comportó muy bien cuando se me acercaron Dove y Mady.

Y la tercera y más importante razón de todas. La extrañaba. Ya no soportaba la idea de tenerla lejos, de poder estar con ella y esta noche me hizo recordar cómo era estar a su lado, siendo una pareja y lo más importante cómo era estar feliz al ver su sonrisa.

Así que corrí de regreso a donde iba a pasar la noche (patrañas no iba a dormir ahí) me cambié y salí de regreso a donde estaba Hailee hospedándose y sobornando a la recepcionista terminé metiéndome en su habitación para llevar acabo mi más profundo deseo.

Había tomado de la cintura a Hailee con una mano y con la otra la lleve a su cuello para empujarla hacia mi y besarla

Dios santo cuanto esperé por este momento

Tarda solo una fracción de segundo para corresponder el beso y con sus manos tomarme del rostro para tratar de tener algún tipo de control mientras que caminábamos en retroceso hacia dentro de la habitación.

Mientras el recorrido se cumplía poco a poco lo que yo llevaba puesto iba cayendo a nuestro alrededor. Primero la gorra, que fue casi arrancada de mi cabeza, fue lanzada con agresividad para luego ir directo por el hoodie que llevaba puesto casi siendo rompido en un intento desesperado de Hailee por quitármelo del cuerpo.

– wow momento – me rio apartando a Hailee – deja y yo me lo quito.

Ella solo sonríe avergonzada, pero sus ojos solo destilan deseo.

– Lo siento, estoy un poco emocionada – ¿un poco? Me parece que está peor que yo – no sabes lo mucho que he esperado por volver a estar contigo así ¿porqué... – duda un momento – quieres lo mismo que yo ¿verdad?

Este estado de vulnerabilidad en ella me causa ternura, aunque puedo decir que es culpa mía ya que la he dejado en una posición en la que cualquiera pensaría que es un simple juego y no busco más de eso.

– Si Hailee, quiero lo mismo – me termino de acercar – por eso estoy acá, quiero estar contigo.

En ese momento dejé ir todo, la pena, el miedo al abandono, las dudas. Todo lo que me mantenía a raya con Hailee. Todo por lo que había mantenido la distancia. Hoy era el día en que permitiría dejarla entrar de nuevo a mi vida, o al menos por esta noche.

Al darle mi respuesta, Hailee suavemente posó sus manos en la blusa que tenía puesta y la deslizó suavemente hacia la parte superior de mi cuerpo, despojándome de la prenda solo faltando el Jean y la ropa interior por ser removida.

Yo aproveche ese momento para llevar a cabo mi primer deseo, poso mis manos sobre los hombros de la castaña y como mucha delicadeza remuevo los tirantes del vestido para que caigan por su piel, bajando por sus brazos y así despejar la parte de sus pechos sacándome un ligero suspiro al volver a admirarlos después de tanto tiempo.

– Eres hermosa Hailee – digo mientras mis manos hacen el recorrido desde su brazo hasta su rostro en una caricia – no tienes idea lo hermosa que eres.

Destino InciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora