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La mujer seguía con vida, estaba destruida, solo era un torso con cabeza; la oquedad se acercó y escucho que ella susurraba muy débilmente, le suplico con su voz estertorosa, que la matara, la sombra accedió a hacerlo, le dio lástima, pero con tan mala suerte, que en ese preciso momento, una letanía lo detuvo y su fugaz cuerpo material, se fue difuminando en el aire; Miranda solo pudo escuchar la voz de la sombra, pidiendo perdón, por no acabar con su vida.

La letanía terminó y se escuchó cómo se cerraba un libro, unos pasos muy lentos sonaban en el piso húmedo y encharcado, mientras que Miranda sentía, como una silueta negra iba acercándose a ella, al llegar le dijo.

Tú nos dirás cuando caerá y a donde será, tu sacrificio no será en vano, te llevaremos para que mueras, en el monolito, será una muerte piadosa para ti.

La oquedad o lo poco de materia que quedaba, observaba como esa silueta humana, se alejaba de la mujer, mientras buscaba la pequeña gata, pero ya le era imposible encontrarla, había desaparecido tan lejos, que ella interfirió sutilmente en todos los planes.

maldita sea, era más placentero estar en la oscuridad de la parroquia; sé que me escucháis y no sé qué cosa eres, pero no contábamos contigo, sé que eres igual a la umbra de la parroquia, pero te falta poder; tomadlo como un consejo; los dioses deben comer carne y beber sangre para resurgir, o porque creías que YAVHE pedía sacrificios, me pregunto para qué necesitáis el corazón de Legión, creo que el pulso de energía es porque aún es inestable; aun así, no entiendo para qué lo necesitabas.

17 de septiembre 2027, 2:30 am

Los teléfonos empezaron a retumbar en la comandancia de policía, a eso de las 2:30 am, las líneas telefónicas estaban colapsadas, saturadas de tantas llamadas, solo se escuchaban gritos de angustia, de terror, sus interlocutores lloraban de desesperación; las multitudes que llamaban, hablaban sobre cosas macabras y muchos de estos operadores, que recibían las súplicas, estaban escépticos, de las historias terroríficas que decían aquellas personas.

Al principio pensaron que estaban ebrios o drogados, pero más de mil doscientas llamadas recibidas, diciendo lo mismo, ya no era algo habitual; la policía hacía la misma pregunta y el personaje detrás del teléfono respondía de forma alarmante, alborotada y era el mismo contenido, palabras fugases, vacías y con dolor, estas hablaban de montañas de sangre, de cuerpos mutilados y desparramados.

Personas crucificadas, con los órganos fuera de su cuerpo, muchos sin ojos, formas grotescas y dantescas de tortura, mucho sadismo y hedonismo; cada oscura casa o apartamento, tenían símbolos de extraña caligrafía, estos extraños escritos estaban muy bien dibujados y su tinta era sangre.

En cada puerta, habían dejado la mano derecha de cada persona que la habitaba, parecía más bien asesinatos rituales; pero quién, en su sano juicio, creería que en menos de 24 horas, podían acabar con la vida de más de mil personas inocentes, ni una multitud de mal vivientes podía haber hecho esto, algo más en ese lugar había pasado, algo que la razón humana difícilmente podría entender.

Las imágenes que se impregnaban en las mentes de los policías, eran retratos de algún cuento macabro, no podían ser fácilmente digeridas, muchos cayeron en la locura, pánico, excitados y una profunda ansiedad los carcomía en sus estómagos, otros sollozaban grandes lamentos, otros se refugiaron en tristezas profundas y prohibidas, no querían pensar, pero esas efigies ya se habían apoderado, de sus inestables mentes.

Ese abismal terror, el cual aún no habían visto, estaba devorando su psiquis, el millar de llamadas que profería lo mismo, hacían presagiar lo peor; un terror más allá de los límites de la cordura humana; también muchos pronosticaban un arduo trabajo investigativo, para dar con el paradero de la multitud de psicópatas asesinos, que causaron la gran matanza, en la villa.

INFERNUM, El Último Ángel CaídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora