volvieron los terroríficos rituales, Aldo no se olvidó de la promesa que le hizo al ente, pero tampoco se olvidó de su amada Gabriela; le rogó al monolito que la reviviera, Aldo entro en trance y el ser del monolito le dijo.
—La reviviré, pero busca el libro, cuando el ángel me ato olvide muchas partes de él, esa mierda me borro muchos recuerdos, necesito mi grimorio, para que me liberéis y que ella vuelva a la vida, dame sangre, dame carne y te daré años y siglos, no te dejaré morir, el olor del libro aún permanece.
Por mucho que lo buscaban no podían encontrarlo, ni canes, ni espías, ni la propia iglesia católica sabía de él, el libro negro se había borrado de la faz de la tierra, el ente seguía atesorando poder, cada mes había un ritual; pronto pasaron 200 años y no lo encontraban, Aldo estaba muerto en vida, quería dejar todo así, ya no quería hacer sacrificios al ente, sin el libro no eran nada.
Solo podía atesorar riquezas y muerte, pero llego un día que era tanto el poder que expedía aquella roca rectangular, que pasar cerca de ella, evaporaba hasta la carne, inevitablemente esta fuente de energía, llamo a un ser que había habitado, en el pasado, la parroquia.
En una noche de luna nueva y bruma espesa, la sombra de un hombre apareció, este vestía un sayal café oscuro, en la mitad de la túnica llevaba un cordón de san Francisco, su rostro era habitado por una abismal oquedad, un vasallo le gritaba que se devolviera por donde había venido, que era prohibido pisar esos predios.
El hombre poco le importo y muy despacio pisaba la hojarasca seca, creando un sonido trepidante, lo raro del asunto es que este ser caminaba muy despacio, esto asusto al vasallo y con una cimitarra se abalanzó sobre él, la enterró en el cuello degollándolo, pero ni sangre supuraba de este sujeto, seguía moviéndose, saco un libro y de esa faz sin rostro salió una letanía.
El vasallo quedó suspendido en el aire, mientras un ser amorfo y oscuro salía de las entrañas de la tierra, y como un perro rabioso, saltaba agarrando pedazos de él, los gritos y alaridos demenciales, hicieron despertar a los demás que, con armas en mano empezaron a disparar sin hacerles el menor rasguño.
el vasallo seguía vivo, pero en condiciones deplorables, sus piernas hasta la altura de su pene habían desaparecido, el hombre de sayal seguía caminando como si nada pasara, otra letanía volvió a salir de su rostro oscuro y aquella infame bestia amorfa, ataco a los hombres matándolos en el acto.
Aldo, al sentir la tal algarabía, salió encolerizado, hasta que vio los charcos de sangre, miembros mutilados, pedazos de órganos y tripas, cabeza cercenadas, estaban esparcidos en la tierra, vio una enorme bestia que expedía maldad a raudales, mientras este ser amorfo devoraba la mitad de lo que una vez fue un leal sirviente.
Lo que más lo asusto, era ver cómo el vasallo estaba suspendido en el aire con medio cuerpo, mientras pedía clemencia y auxilio, al ver esto, le disparo, matándolo sin miramientos, ni pesares, Aldo le grito al ser que era lo que quería, él era el señor de ese lugar, y el hombre de sayal solo respondió.
—Llevadme donde está ese poder, no mandéis más hombres a morir en vano, no hay rivales para él.
Mientras señalaba a la bestia amorfa y asesina, que había detenido su matanza por orden de aquel oscuro ser.
—le encanta la carne humana y viene de ese oscuro universo, allí no hay humanos, por eso disfruta de tomar su sangre y de triturar sus huesos.
Esta bestia al parecer no era de la tierra; este señalo al espacio, al cosmos.
—soy un monje, serví a tu dios, aunque no creo que él te quiera, soy el siervo de samael o te diré su nuevo nombre, será música celestial para tus oídos, soy el siervo de satanás, y donde estáis parado antes fue mi casa, fue mi parroquia, allí la hice grande, aumente su valor para las deidades y conocí a mi señor; pero algo más poderoso y latente vive, siento que allí habita algo impresionante y lo quiero conocer.
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INFERNUM, El Último Ángel Caído
HorrorSi el apocalipsis no es como lo dice la biblia, que pasaría si las puertas del infierno se abriesen, condenarían al humano y al universo mismo, pero que pasaría si más allá de ese universo inconmensurable, satanás y lucifer despertaran una fuerza có...