23

1.2K 142 4
                                    

Lucerys no volvió a dormir durante unos días si no era en compañía de Aenar. Sentía la desesperación de tenerlo cerca en su pecho que lo mataba

Sentía que el bebé podría morir y su hermano morirían, seguido de las gemelas, su abuelo y luego estaría mirando junto a Aegon que no le haría daño solo lo usaría. A veces pensaba en que Aegon no estaba interesado en golpearlo o torturarlo solo quería tener una descendencia y ya todo lo contrario a Aemond

No sabía que quería Aemond, lo llamaba una vez a la semana a veces con Aenar otras exclusivamente para tener sexo y luego se retiraba en cuanto Aemond le daba la espalda. Se sentía extraño, pero le gustaba aquella rutina no porque fuera masoquista, sino que sabía a lo que iba

No iba a morir ni a desaparecer, sola mirar el techo y mirar las decoraciones para quitar las sensaciones.

- ¿Puedo ponerle un nombre? - pregunto Maerys sujetando la chaqueta que cubría a Lucerys

- ¿A quién?

- al dragón de Aenar cuando crezca deberá de tener un nombre - sonrió ella emocionada - será un nombre bonito para que cuando sea rey sea grandes guerreros como mi padre y valar

- Vaghar - corrigió Lucerys - el nombre del dragón de Aemond es Vaghar

- lo siento - apretó sus labios con vergüenza - no le diga a mi madre no le gusta que me equivoqué al hablar, dice que no es propio de una princesa

- no te preocupes será nuestro secreto - sonrió Lucerys mirando una vez a Aenar en su cuna junto a aquella bestia que se acurrucaba con él - ¿Y qué nombre le pondrías?

Sus ojos se iluminaron y sonrió feliz para decir cada nombre que podía. Todos eran de los siete pocos de los que decía llegaban a ser de Valirya

Ahora que Maerys estaba tomando dos horas al día clases con la septa estaba lejos de su cultura familiar. No sabía muy bien qué eran las catorce llamas ni cuáles eran los hombres de sus dioses era algo inquietante tomando en cuenta que Aemond era un fanático de la antigua Valirya

Tal vez podía ayudar en ellos con ayuda de Aemond

Unas noches después su noche con Aemond no tardó en tener fecha y Aenar como costumbre se quedaría con Aegon segundo, Katherine se quedaba afuera junto a sir Arryk y si era necesario entraba al dormitorio. Siempre que dejaba a Aegon con su hijo sentía que no debía, el miedo de que Alicent pudiera tocarlo lo llenaba de dudas

- volveré lo antes posible - declaró dejando a Aenar en su cuna y mirando que el dragón no se cayera al escalar la cuna - no comas junto al dragón tiene la costumbre de saltar sobre los platos y quemarlos

- ¿Estás bien?

- ¿Qué? - miro a Aegon en la cama sentada con un aspecto desgastado

- tu mano aún sigue vendada - señalo el - Lapiatt dice que no se ve que fuera curarse

- fue imprudente y estúpido

- solo querías cuidar a nuestro hijo - él se levanta acercándose despacio - tampoco duermes

- eso no es tu incumbencia

- mi esposo está herido mi deber es velar por ti - parecía ofendido ante aquellas palabras de Lucerys y a la vez molestó - no sabes lo que sucedería si te pasará algo

- ¿Así? ¿Y según tú que sucedería?

- mi cabeza y la de mis hijos estarían en las picas

Los Velaryon si serían capas de matarlos y destruir con fuego para derramar la sangre de los verdes con tal de vengar cada perdida que tuvieron, pero por ahora estaban alejados procuraron que Lucerys estuviera a gusto, aunque después de lo sucedido días atrás debieron dejar Desembarco lo antes posible por petición de Lucerys. En cuánto a Lucerys de le ordeno volver a su recámara su abuelo, Lord Corlys debió bajar la cabeza y dejar sin aviso la capital para cuidar de Rhaena que con sus palabras y la sola presencia ya hacía enojar a Aemond

𝐍𝐚𝐜𝐢𝐝𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐦𝐨𝐫𝐢𝐫|| 𝐀𝐞𝐠𝐨𝐧 𝐱 𝐋𝐮𝐜𝐞𝐫𝐲𝐬 𝐱 𝐀𝐞𝐦𝐨𝐧𝐝 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora