Capítulo XXVII

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Había veces que el restaurante Airport Delicious tenía clientes de día, puesto que las personas a veces se cansaban de comer en casa, o cuando habían turistas

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Había veces que el restaurante Airport Delicious tenía clientes de día, puesto que las personas a veces se cansaban de comer en casa, o cuando habían turistas. Mayormente siempre iban unas 5 o 6 familias al restaurante de día, pero era en la noche que el Airport Delicious reinaba. Ese día sólo habían dos personas dentro del restaurante cuando Pilar y Homer llegaron; un hombre de espaldas y una señora de unos 40 años, quizá hasta unos 50.

Los hermanos Hill no se detuvieron a observar quienes eran, después de todo no era de su incumbencia, y sería una falta de respeto. Se encaminaron por el pasillo que llevaba hasta la administración. Cuando tocaron la puerta la voz de Laila les dijo que entraran, e hicieron caso.

—¡Vaya! Hasta Homer vino. — exclamó John — ¿No se habrán escapado, o sí?.

—Siempre nos escapamos. — dijo Pilar, siguiéndole el juego.

—Papá está en su trabajo, así que aproveché de venir. — informó el más menor de todos.

—Vinieron por la información, ¿Verdad?. — preguntó Laila, quien estaba de pies al lado de unos estantes.

—Sí.

—No podía quedarme en casa sabiendo todo, así que decidí venir. Espero no sea problema. — Homer siempre tenía buenos modales.

—No te preocupes, además, ustedes dos son los principales directores, así que sería mal visto que no estuvieses presente. — Laila apagó el cigarro que estaba fumando y lo echó en el bote de basura de metal.

La mujer se sentó en su escritorio, y a su lado se había sentando John, con un aire mucho más despreocupado que su hermana. Pilar y Homer se sentaron al otro lado del escritorio.

—En total son 6 familias, todas impares. — Laila comenzó a revisar unas carpetas — Tienen sus propias razones para escaparse, pero prácticamente es por la misma razón que la de ustedes no: no quieren que sus miembros masculinos se vayan al ejército. Sus razones, como dije, ellos las sabrán.

—¿No la sabes?. — John alzó una ceja.

—Sí las sé, pero no es tan necesario decirlas ahora, ya se hablará cuando se reúnan todos. — Laila le dio una mirada corta a John, y este sonrió leve cuando ella la dio la razón. La mayor tomó unas carpetas delgadas y amarillas y se las pasó a los menores. Era como si los Hill fueran sus clientes — Estas son las familias.

Pilar y Homer se repartieron las carpetas y de a poco comenzaron a revisarlas por encima. Pilar se había dado cuenta que realmente las familias estaban impares.

—Vaya, tenías razón con eso de que estaban impares.

—Incluso está este hombre, que está solo. — Homer le enseñó a Pilar la hoja, era un hombre, y según la ficha, tenía unos 35 años.

—¿No tiene familia?.

—No. Pero también es una de las personas que van a reclutar. — Laila se recostó en su silla — En esas fichas no están la información detallada del porque se quieren escapar, sólo son sus datos básicos.

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