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Jungkook se levanta esa mañana con una sorpresa, no había rastro del rubio por ningún lado, cumpliendo así firmemente con las condiciones que le había puesto el día anterior. Y aunque desea salir en busca de Taehyung se niega por el momento concederse ese deseo, porqué tristemente tiene responsabilidades entre ellas su trabajo.

Levantándose del incómodo sofá en el que había pasado la noche descubre al tomar su teléfono que el menor le había mandando unos cuántos mensajes antes de marcharse.

El contenido de estos no era algo que Jungkook no se esperara, ya que cómo suponía los mensajes solo comentaban que a partir de ese momento el debería cumplir el acuerdo que tenían para evitar el mayor número de problemas a ambos, pero el pelinegro no estaba dispuesto a eso, no iba a permitir ver otra vez un solo golpe en el cuerpo de ese estudiante.

Intento despejar su cabeza en ese momento y centrarse en no llegar tarde a su segundo día de trabajo, de todos modos si tenía suerte conseguiría ver a Taehyung en clases, aunque realmente esperaba que hoy no viniera a clases y fuera al médico o estuviera descansando.

Cuándo se dio cuenta de sus acciones se encuentra en un aparcamiento a unas calles de la universidad. No sabe cómo paso el tiempo tan rápido, aunque tampoco le da importancia a este hecho, pero si a la peculiar cabellera que puede notar unas calles adelante camino a la institución.

Con rapidez sale del vehículo, cerrando este y persigue al chico. Al llegar a su lado se interpone en su camino colocándose en frente suya y este cómo respuesta solo rueda los ojos.

– Profesor Jeon, ¿ocurre algo? – pregunta con tranquilidad, centrando su mirada alrededor pero para suerte de ambos aún se encuentran suficientemente alejados de la universidad como para que algún alumno los reconozca.

– ¿Iba en serio lo que decías? Porqué no puedo hacer cómo si nada, Taehyung. Ayer me confesaste que sufres de violencia doméstica, ¿cómo se supone que deje pasar eso?

Taehyung nego con su cabeza, retrocediendo unos pasos mientras fingía una cara de confusión frente al pelinegro.

– No sé de que me habla, profesor. Ayer estaba en mi casa, con mi padre y él nunca me haría daño. – al ver que Jungkook no planeaba moverse cambio de estrategia. – Si no puedes dejarlo pasar simplemente haz cómo si nunca hubiera pasado y no sé porque se comporta de esta forma, sino mal recuerdo usted mismo fue el que dijo que era nuestro profesor, no nuestro amigo.

La primera clase esta comenzando en ese instante y ambos siguen ahí hasta que el menor cansado de este juego tonto que tenían planea irse, pero Jungkook vuelve a ponerse en su camino.

– Taehyung, en el descanso, te espero en este mismo lugar. – el estudiante negó la cabeza. – siento profundamente lo que diré, porqué se que se trata de manipulación, pero tenemos que hablar, por ello sino vienes me veré obligado a denunciar a tu padre.

En ese momento pudo ver cómo en el rostro de Taehyung desaparecía esa fachada que había construido en unas cuántas horas y sin permitirse quedarse más tiempo observando el rostro del joven inició su camino a clases escuchando cómo detrás suyo era maldecido múltiples veces por el menor.

Taehyung se mantuvo en ese sitio por unos cuantos minutos, sintiéndose patético y algo usado, aunque sabía que el mayor lo hacía para ayudarle, no podía evitar sentirse de ese modo.

Decidió no perder más su tiempo y retomar su destino, dirigiéndose a la universidad aún sabiendo que llegaba tarde, por lo mismo fue que decidió tomar un camino más rápido.

Al llegar a la institución descubrió que la puntualidad en este sitio era algo increíble aunque aún quedaban algunos alumnos paseando por los pasillos o corriendo por no llegar más tarde de lo que iban, pero él no estaba preocupado por si llegaba tarde, no ahora, no hoy.

Siguiendo con la mirada sus pasos pudo descubrir cómo sobresalían unos papeles que parecían escondidos debajo de la basura, arrugados en el suelo con un aspecto deteriorado, seguramente habían sido pisoteados múltiples veces más aún al tener en cuenta la cantidad de cortes y agujeros que tenían y se podían observar a simple vista, cómo si alguien hubiera agujereado con un lápiz múltiples veces los papeles. Debido a su naturaleza observadora decidió tomarlos entre sus manos, esperando encontrarse cualquier idiotez o algún rumor sin sentido, pero para su sorpresa el primer papel solo repetía múltiples veces una fecha, la cuál por el paso del tiempo costaba leer con claridad cuál era, pero al estar escrita en todos los posibles espacios en blanco podía apreciarse la fecha exacta...09/09/2018

Algo intrigado y familiarizado con esa fecha continuo con el siguiente papel, encontrando en una esquina de este  un apellido; "Choi" y a continuación una pequeña S.

Más confundido que antes, saco su teléfono del bolsillo y busco si algo ocurrió ese día, descubriendo así que ese mismo día fue cuando encontraron el cuerpo de anterior director sin vida: Choi Soobin.

Por un momento penso que esos papeles simplemente eran una especie de broma que alguien había colocado allí, en forma de burla por todo lo ocurrido en la institución, pero al ganarle la intriga miró lo que ponía en el último papel y para su sorpresa esta vez se trataba de una dirección impresa.

Al momento de ir a buscar la dirección en su teléfono, cómo un aviso del destino acabó la primera clase.
¿Cuánto tiempo había pasado en realidad? Suspirando, abrió su mochila y guardo en esta esos papeles que había conseguido, no sin antes hacerle una foto discreta al lugar de donde los había tomado.

Volvió a retomar su camino, está vez a la segunda clase, encontrándose ya en esta a Sheon, por lo que se sentó a su lado preparado para escuchar su regaño al haber faltado esta primera hora.

El destino parecía poner en su camino más incógnitas de las que podía resolver y en ese momento ya dudaba hasta de cosas que en un pasado tenía con seguridad.

En algún momento sus pensamientos se dirigieron a aquellos miedos que evitaba mostrar al resto, esos miedos que se guardaba para el solo, para ese lado suyo vulnerable y débil, ese lado que solo permitiría que el mismo lo conociera. Y es en este instante que las cadenas estaban apretando demasiado al pobre prisionero y en algún momento este trataría de escapar, para tarde o temprano lograrlo.

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