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Después de una noche en vela el profesor tuvo que afrontar ese día de clases, con la esperanza de ver a Taehyung en su aula, sabiendo de ese modo que estaba bien y que la única  razón para no tener una respuesta de su parte era que seguía enfadado con él.

Esperanzas que desaparecieron al observar el asiento al lado de Sheon (la chica con la cuál solía sentarse) vacío, sin nadie a su lado.

Esa clase Jungkook miraba a la puerta cada que escuchaba un mínimo ruido, deseando que fuera el rubio uno de esos alumnos que llegaban tarde, aunque sabía que él nunca solía retrasarse.

Cuando la clase finalizó, antes de que Sheon pudiera irse el pelinegro la llamó para hablar con ella.

– Disculpa, ¿sabes que le paso a tu compañero? No es frecuente que falten en estos días tan próximos a los exámenes.

– No, profesor, intenté ponerme en contacto con Taehyung cuando vi que no había venido, pero no respondió mis mensajes.

Asintiendo, Jeon dejo que su alumna se marchara de clases, con la idea de averiguar dónde vivía el rubio.

Estando en la sala de profesores busco el expediente de Taehyung, esperando encontrar en este la dirección de su domicilio.

Leyendo su expediente rápidamente, encontró la dirección de su alumno en la parte dónde ponía su información básica por lo que sacando su teléfono le tomó una foto para después guardarlo, intentando hacer cómo si nada pasará, ya que no estaba permitido para los maestros acceder a los expedientes de los alumnos cómo si nada.

Podía meterse en un problema si alguien descubría lo sucedido, pero no le importaba, no le importaba si se trataba de Taehyung.

Al terminar la jornada escolar, Jungkook manejó con su auto hasta la dirección de la imagen, aparcando en frente de la casa.

Estando enfrente de la puerta tocó varias veces al timbre sin obtener respuesta, haciendo que su desesperación comenzara a crecer.

Preguntó a algunos de sus vecinos si habían visto a alguien salir de la vivienda, solo obteniendo información de la huida del señor Kim en plena noche, aumentando más su temor de que podría encontrarse al entrar a esa casa.

Pensó en llamar a un cerrajero y mentirle sobre el motivo por el que lo necesitaba, pero sabía que tardaría cierto tiempo en llegar a dónde se encontraba y no podía aguantar ni un segundo más sin saber cómo estaba el menor.

Con todas sus fuerzas, se puso de nuevo frente a la puerta para impactar múltiples veces contra ella intentando que se abriera.
Después de varios impactos, la puerta fue abierta dejándole acceso al interior.

– ¿Tae? – murmuró, entrando a la casa viendo cada lugar de esta.

Por el suelo había miles de botellas vacías, basura y desastre por donde mirases igual que un olor a cigarrillo y cerrado.

Avanzando por el hogar encontró al menor tirado en la sala de estar, con múltiples manchas de sangre en toda su ropa teniendo en su cuello marcas de asfixia mientras que su rostro se encontraba completamente maltratado.

Rápidamente saco su teléfono y llamó a una ambulancia mientras se agachaba para estar a la altura del rubio.

Tocó suavemente su mejilla, cómo si temiera hacerle daño con su tacto y con miedo dirigió su mano al cuello del joven, pudiendo respirar con tranquilidad al notar su pulso aunque fuera débil.

– ¿Qué te ha hecho, bonito?... – murmuró casi inaudible acariciando sus cabellos, odiándose por no haberle detenido el día anterior. – lo siento, de verdad lo siento tanto, cielo. Perdóname por no haberte detenido, por permitir que te fueras.

La imagen de Taehyung de esa forma quedaría siempre grabada en la memoria contraria, convirtiéndose en uno de los tormentos de Jeon.

El pelinegro no pudo cumplir su promesa de cuidar a ese ángel, de cuidar a su ángel.

Y aún cuando la ambulancia llegó, Jungkook no se permitió alejarse ni dos segundos de Kim, no lo volvería a dejar solo, no de nuevo.

Él no volvería a cometer el mismo error y aunque el menor no lo deseara Jungkook estaría a su lado en todo momento, porqué no iba a permitir ver de esa forma a su ángel de nuevo.

PromiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora