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Tal cómo le había dicho, el pelinegro no tardo más de cinco minutos en llegar a dónde se encontraba, estando ahora junto al menor.

Ninguno había roto el silencio inicial, Jungkook debido a que estaba esperando el momento en el que Kim se sintiera listo para hablar y Taehyung porqué no sabía cómo expresar lo sucedido sin sonar más patético de lo que ya era.

– Siento que hayas tenido que venir. – tras pasar largos minutos en silencio Taehyung decide romper este mientras mantiene su mirada en los ojos contrarios.

– No te disculpes, ¿qué sucedió? – se acercó un poco al contrario aún respetando su espacio personal. – ¿Volvió a pegarte?

– No y no deseo hablar de eso, perdón. Yo...tengo un problema.

– Dime, voy a ayudarte.

– Puedo...¿podría dormir de nuevo en tu casa? Prometo que solo será esta noche y que yo dormiré en el sofá.

La sorpresa que inundó el rostro de Jeon era más que notoria, esperando cualquier cosa del otro menos esto, aunque lo usaría para molestarlo un poco, porqué en este tiempo había descubierto que ver a Taehyung molesto era algo que deseaba atesorar  para recordarlo constantemente.

– Claro, puedes venir a dormir a mi casa, pero tengo unas pequeñas condiciones. – aclarándose la garganta, Jungkook prosiguió al observar la expresión que tenía Kim. – Número uno, yo dormiré en el sofá, cómo la noche anterior.

Soltando una risa, el rubio negó varias veces con su cabeza. – Vas a necesitar un masaje después si duermes de nuevo ahí y no creo tener suficiente dinero cómo para pagarte algunas sesiones de masajes.

– Bueno, eso se puede solucionar rápido. Número dos, me tienes que hacer un masaje. – Taehyung iba a protestar, pero usando su misma técnica continuo hablando. – Número tres, iremos al médico a una revisión, no voy a parar de insistir con eso hasta que sepa que realmente estás bien.

Taehyung se mantuvo unos segundos en silencio, para después proporcionarle un leve golpe en su brazo, aunque agradecía internamente a Jeon por haberle alegrado de esa forma.

Volviendo a interrumpir al menor para que le dejara terminar continuó hablando – Y número cuatro, mañana por la mañana estarás en mi casa y te llevaré a la universidad, a tu casa o a donde desees, pero nada de desaparecer, ¿está bien?

– No, es trampa, añadiste una de más, yo ayer solo puse tres.

– Mi casa, mis normas. – dijo en un tono burlesco.

– Me empezabas a caer bien, Jeon, que pena. – comentó siguiéndole el juego al mayor, a la vez que se cruzaba de brazos observando la vista.

Estuvieron un tiempo en silencio, el cuál a diferencia del anterior era cómodo. En ese momento Jungkook pudo observar que el menor aún llevaba su mochila de la universidad.

– Tae, ¿deseas dejar la mochila en mi auto? Esta en la calle de al lado, aunque si deseas tenerla cerca puedo llevarla por ti.

El rubio fue consciente de que aún cargaba esta al escuchar las palabras de su profesor, recordando instantáneamente los papeles tan extraños que encontró ese día.

– ¿Podrías llevarme a un sitio con tu auto? – preguntó, ignorando lo que antes le había dicho al mismo tiempo que sacaba de su mochila aquella libreta dónde había anotado de forma más leíble la información obtenida. Le entrego la libreta, sin molestarse en explicarle sobre ella y le señaló a la dirección que se encontraba en el papel. – ¿Puedes?

Jungkook asintió, comenzando a caminar a la dirección donde se encontraba estacionado el vehículo.

– ¿Puedo preguntar el por qué y también sobre el resto de cosas escritas en el papel o serían demasiadas condiciones por llevarte en mi auto? – dijo en un tono bromista, viendo cómo su alumno le seguía el paso.

– ¿Vas a seguir con esa broma? Ya es muy repetitiva, profe. – bromeó observando detenidamente al hombre que tenía delante suya de espaldas.

El menor mentiría si decía que su maestro no le parecía atractivo, más aún teniendo a completa disposición en ese momento aquella espalda tonificada cubierta únicamente por una camisa, la cuál deseaba que no existiera.

Al ver el rumbo que estaban tomando sus pensamientos con rapidez se regañó mentalmente, no podía tener esos pensamientos con Jungkook, no solo porqué fuera su profesor sino por la diferencia de más de diez años que había entre ambos, aunque de cualquier forma era imposible que Jungkook lo viera de un modo que no fuera cómo su hermano pequeño o al menos eso creía el estudiante.

Esa tarde algo estaba cambiando en ambos, por la parte del profesor se sentía cómodo con la compañía de Taehyung, aparte de la felicidad que le generaba que fuera confiando poco a poco en él, aunque su alumno estaba comenzando a volver a notar el atractivo que tenía el pelinegro, un encantado que había intentado ignorar desde el primer momento, pero que cada momento comenzaba a costarle más volver a dejarlo en el olvido.

Ambos sin darse cuenta se estaban dirigiendo a la boca del lobo, haciendo que cualquiera de sus acciones o elecciones futuras tuvieran grandes consecuencias y si no se detenían a tiempo acabarían abriendo la caja de Pandora que todo el mundo intento cerrar durante esos años, siendo lo más peligroso de todo, el desconocimiento de su poder y si podrían manejarlo.

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